El sindicalismo feminista

El trabajo es uno de los aspectos que mayor beneficio representan al crecimiento personal, pero también es donde más se sufre de abuso de género.

Durante los últimos 30 años, ha tomado fuerza alrededor del mundo una energía social que tiene como principal eje el alcanzar la igualdad, el respeto y el reconocimiento de las diferencias y desigualdades de género.

El movimiento feminista ha estado presente por lo menos durante los últimos 150 años de forma intermitente y con luchas específicas como el sufragismo, derecho al voto, que comenzó a finales del siglo XVIII, y aún hoy se impulsan acciones afirmativas para alcanzar la igualdad de oportunidades en todas las esferas del desarrollo humano.

México fue la primera sede de la Conferencia Mundial sobre la Mujer en 1975, durante este primer encuentro se logró articular y poner en la discusión pública de la agenda internacional:

El tema de la desigualdad de las mujeres.

En este contexto, es necesario reconocer el trabajo y compromiso que ha desplegado durante 26 años la Red de Mujeres Sindicalistas (RMS), lo han hecho en favor de la defensa de los derechos laborales de las mujeres.

El trabajo es uno de los aspectos que mayor beneficio representan al crecimiento personal; sin embargo, también es uno de los entornos en donde las mujeres enfrentan mayores obstáculos, discriminación y violencia profesional y sexual.

La RMS nació en una década en la cual no había protocolos para la atención del hostigamiento sexual, ni tampoco la igualdad sustantiva se discutía al interior de las organizaciones sindicales.

El año 2000 representó una gran oportunidad para la organización comenzando con un crecimiento notable, por impulsar una campaña para promover un ambiente de trabajo digno y libre de hostigamiento, lo que fue una de las primeras en crear un modelo de atención para las mujeres que vivían violencia en su ámbito laboral. 

Durante estos 26 años, la Red se ha destacado por su lucha para introducir la equidad de género dentro de los sindicatos en la Reforma Laboral del 2019, debido a que la representación femenina en muy baja.

La Secretaría del Trabajo indica que actualmente existen 5 mil 313 mujeres líderes sindicales, cuando en el 2019 había sólo 275, lo que demuestra un notable avance en la representación sindical, aunque dicho número es marginal frente al número total de organizaciones sindicales. 

En este sentido, Inés González, quien forma parte de la Dirección Colegiada de la Red, advirtió: “Esta organización inició con la finalidad de construir un sindicalismo distinto, más igualitario.

Las mujeres trabajadoras tenemos que participar y promover una democracia sindical diferente a la de los líderes sindicales del México de hoy”. 

De igual modo, Rosario Ortiz, quien comparte la Dirección de la Red, manifestó que en estos 26 años la institución sindical ha pasado por distintas etapas, ya que “no sólo se trata de alcanzar un trabajo digno y la igualdad sustantiva, que son los 2 pilares centrales en la lucha de las trabajadoras, además, es pertinente acceder y consolidar los derechos laborales y prestaciones sociales otorgadas tanto en la iniciativa privada, como en las instituciones públicas”.

Los efectos de la contingencia sanitaria en el ámbito laboral afectaron sustancialmente a las mujeres, de hecho, profundizaron la desigualdad en el acceso al trabajo formal y bien remunerado; ante este entorno lo que puede mostrarse como retrocesosen el reconocimiento de la desigualdad, también aparecen como oportunidades para alcanzar la igualdad sustantiva y equidad entre los géneros.

Por lo cual aún hay mucho trabajo que hacer.

Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.