¿Legalización de la droga? ¿Es el remedio contra el crimen organizado?

Héctor Lavoe fue el mejor cantante de salsa de todos los tiempos. Nadie se le comparaba en tesitura, destreza vocal e improvisación de pregones. Era inigualable.

 

Su éxito Aléjate de mi (una explosiva sinfonía tropical), es mi himno de guerra en los embates del amor.

De manera que, cuando una noche en un viaje que hice a La Habana me presentaron a quienes fueron músicos de la orquesta de Lavoe, casi se me sale el corazón del pecho.

Más cuando los invité a la mesa, la principal en la pista de baile, justo abajo del escenario.

Todo marchaba de perlas: la charla, el ron, la ansiedad del aficionado que quiere lucir sus conocimientos sobre su ídolo.

Que si Héctor Lavoe esto, que si Héctor Lavoe lo otro.

Abrazos y apapachos en el lomo. Amigos por siempre, mi cuate, mi pana, mi parcero.

Hasta que me preguntaron mi opinión sobre la despenalización de algunas drogas:

“En cierta forma estoy a favor”, proclamé, “aunque en toda mi vida nunca he consumido ningún tipo de droga”. Se pararon en seco las risas. Punto y final.

Me cantaron con desprecio la canción de Lavoe: Aléjate de mi, no quiero verte.

¿Por qué? Según ellos, porque de no ser por los arponazos de heroína diarios, su jefe seguiría cantando sus pregones hasta la fecha.

Cosa en la que tienen toda la razón, pero no me dieron chance de explicarme bien. Vamos a ver:

SON VENENO

Yo no estoy a favor de usar drogas; menos de su abuso. No me gustaría que un hijo mío fuera adicto a la heroína o al crack. Eso es meterse veneno en el cuerpo.

Pero sí estoy a favor de la legalización de ciertas drogas, que hoy son el motivo del crimen organizado más atroz y violento del mundo: el crimen mexicano.

Más cuando la usan adultos conscientes: cada quién sabe qué hacer con su propio cuerpo.

GOBIERNO TERAPEUTA. PFFF

Peor es consentir a un gobierno terapeuta, que se comporte como si fuera tu papá y te ordene qué hacer o no hacer contigo mismo, restringiendo tu libertad personal.

Se trata de un delito sin víctima porque yo sería mi propia víctima.

Por otro lado, en las actuales condiciones, la guerra del Estado contra los cárteles no acabará nunca.

Crece el número de muertos violentos, secuestros y asesinatos de inocentes.

Las drogas son un negocio lucrativo. Supongamos que el gobierno confisca un fuerte cargamento de droga y lo quema en un campo militar.

De inmediato crecerá la curva de la oferta de esa droga: subirá el precio de los beneficios. Por cada batalla que pierden, los carteles se fortalecen más.

También está el asunto de la droga adulterada: más adictos mueren por la adulteración del LSD que por su consumo.

Héctor Lavoe no murió directamente por ser adicto a la heroína, sino porque se inyectó con jeringas recicladas, el virus de Sida.

Luego desatendió su enfermedad y rechazó cualquier tratamiento médico.

Los músicos de Lavoe estaban en su derecho de negarme su amistad. A la fuerza la amistad no entra.

Pero no acabarán con las drogas levantando barreras contra el debate abierto de estos temas.

No será bajo el conjuro de Aléjate de mí como evitarán que el mal ejemplo de Lavoe cunda en estos tiempos.

Además, dudo que Héctor les pidiera su opinión. Eligió libremente su forma de morir y cantó hasta días antes de su deceso, con el cuerpo quebrado y el alma libre.

Era Héctor un verdadero libertario.

"Aléjate de mí".

Te hallé como se encuentra una moneda
rodando por las calles de la vida
tu brillo me engañó pero me queda
el amargo sabor de tus mentiras.

No me importa que me trates con desprecio
ni me importa de la forma en que me miras
si amores como tú no tienen precio
se encuentran al doblar de cada esquina,
amores como tú no tienen precio
se encuentran al doblar de cada esquina.

Aléjate de mi, no te quiero más,
chévere sigue sigue tu camino anda ya y déjame en paz,
aléjate de mi, no te quiero más,
oye bien mamita linda no te vistas que no vas,
aléjate de mi, no te quiero más,
sufro mucho tu ausencia soy hombre y no lo niego,
aléjate de mi, no te quiero más,
pero aprende a querer mamita, oye apréndeme a adorar,
aléjate de mí, no te quiero más,
como mamita no hay na,
eh eh,
como mamita no hay na,
eh eh,
oye que va,
aléjate de mí, no te quiero más,
rumba para los rumberos, pero para ti no hay na,
aléjate de mí, no te quiero más,
rumba, rumba, rumba rumba rumba, a la rumba tú no vas,
aléjate de mí, no te quiero más.

Suéltame,
por favor dame un breik, chance

hebriaaaa.

Anda sigue ya tu vera,
no te quiero más,
síguele sigue pa’lante mamá,
no te quiero más,
si sabes que no te quiero, no te quiero más,
no te vistas que no vas,
no te quiero más,
que no no no y no no no y no no no mamita,
no te quiero más,
yo lo que busco es tranquilidad,
no te quiero más,
El pianista está, jugando.

ahhhhh da,
ehhhhhhhhhhhhhhhh ah,

Anda sigue tu camino,
no te quiero más,
ay que no te quiero más,
no te quiero más,
anda vete de mi vida,
no te quiero más,
no te quiero, no te quiero,
no te quiero más,
anda ve y déjame en paz,
no te quiero más,
ah para rumba los rumberos,
no te quiero más.

Se soltaron los caballos otra vez.

Creías que no venía,
no te quiero más,
si creías muchas cosas más,
no te quiero más,
anda sigue sigue hablando,
no te quiero más,
sigue tu rumbo mamá,
no te quiero más,
anda vete de mi vida,
no te quiero más,
que ya no te quiero más,
no te quiero más,
no no no no mamacita,
no te quiero más,
aprende a querer mamá,
no te quieromás.

Eloy Garza

Es abogado, maestro en Letras por la UNAM y máster en Tecnologías de la Información por la Universidad Oberta de Cataluña. Escribe para diversos medios de comunicación.