Hoy, seguimos los placenteros viajes de políticos de la 4T a los mejores lugares turísticos del mundo. Iniciamos en Tokio, donde Andrés Manuel López Beltrán (ya no le diremos Andy porque se enoja), se fue a comer sushi con su operador financiero y quizá a hacer una que otra transacción económica de muchos ceros aprovechando el atractivo sistema bancario nipón, que explicamos a fondo. De pasada le dimos otra barrida, y no con pirúl, a la Barredora de Adán Augusto López, y sus nexos mafiosos en Tabasco, hasta llegar a las peligrosas opereraciones con su incondicional, Hernán Bermúdez. Pero la cosa se pone color de hormiga cuando suponemos que tanto balconeo y encuerada de altos jerarcas de la 4T puede ser maquinado directamente de Palacio Nacional.

Hoy, junto a Sergio Vela, sacamos la barredora para quitarle el polvo —y algo más— a varios rincones oscuros del poder. Empezamos en Tabasco, donde el huachicoleo no es un asunto del pasado, sino una red viva, operada con la venia de Adán Augusto López y ejecutada por su incondicional, Hernán Bermúdez. Este personaje, que debería estar al servicio de la seguridad, parece más bien el creador de su propio cártel. Pero la cosa no se queda ahí. También repasamos el triste espectáculo del Consejo Nacional de Morena, donde Ricardo Monreal intentó redimirse con una patética carta de disculpa. Un acto más de simulación dentro de ese teatro de la autocomplacencia que es la cúpula morenista. Y sí, también cruzamos la frontera. Porque las bandas criminales en Estados Unidos no están desconectadas de lo que pasa en México. Analizamos cómo las remesas, que tanto presume el gobierno, se han convertido en una vía discreta —y efectiva— para lavar dinero del crimen organizado.