Miles de fiscales en la calle, explicando la desaparición de Debanhi, sin pruebas

En los últimos días, se han compartido miles de textos, exigiendo renuncia de funcionarios, olvidando aspectos centrales de este caso.

La desaparición de mujeres jóvenes en nuestra ciudad y el país ha despertado opiniones diversas, coraje, frustración, ataques a las autoridades, descalificaciones y mentiras en los medios de comunicación y redes sociales, produciendo desinformación y confusión, pero sobre todo un caos social que en nada ayuda a resolver este tipo de problemas, y que dañan al tejido social y especialmente a los mas necesitados.

Para entender este fenómeno, decidí volver a leer el concepto de “la banalidad del mal”, de Hannah Arendt al explicar por qué se permiten atrocidades, redactado en el libro titulado “Eichman en Jerusalén.”

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Adolf Eichman, el que fuera responsable de la logística para la organización y distribución de los campos de concentración, huyó a Argentina para evitar un Tribunal de Guerra. Finalmente, en 1961, Eichman fue secuestrado y juzgado en Jerusalén, saltándose todo el derecho internacional. Fue a partir de este suceso que Arendt redactó el que, seguramente, sea su ensayo más conocido: "Eichman en Jerusalén". En él, la alemana no solo describió el proceso del juicio minuciosamente, sino que se planteó una pregunta esencial:

¿Por qué Eichamn no parecía malvado si, lo que había permitido y en lo que había contribuido, era a todas luces un horror?

En los últimos días, se han compartido miles de textos, exigiendo renuncia de funcionarios de la Fiscalía, del mismo gobernador, sin olvidar a Aldo Fasci, el secretario de Seguridad Publica de Nuevo León, olvidando aspectos centrales.

Que quede claro, no defiendo la actuación de dichos funcionarios públicos, pretendo analizar el compartimento de nuestra sociedad, de la cual ellos son parte.

Volviendo el tema de la “banalidad del mal” (traducción al lenguaje coloquial “me vale madre”), está claro que las amigas de Debanih cometieron un acto inmoral y me atrevo a decir ilegal al dejar a su amiga en la carretera a Laredo a las 4:30am, enviando posteriormente a un taxista de confianza, quien también la abandono y solo envió una foto.

El argumento de las amigas y el chofer de taxi fue que Debanhi estaba ebria o drogada y no hacia caso, dejándola a su suerte, la cual se convirtió en su trágica muerte: esa actitud la califico como “banalidad del mal”.

Otro ejemplo de esta actitud fue la difusión de la noticia en medios de comunicación (elnorte.com) y redes sociales que explicaban: “Fuentes informan que el cuerpo encontrado en Motel, corresponde por vestimenta al de Debanhi; creen que joven cayo accidentalmente a cisterna”, cuando todavía no había ninguna versión oficial.

Esto provocó reacción de asombro, ya que horas después, se conoció que la jovencita había muerto por fuerte contusión en su cerebro.

El protagonismo de las redes sociales y los medios de comunicación cometieron otro acto de “banalidad del mal”, (“me vale madre”), al compartir información falsa, provocando que se incrementaran el enojo y confusión de los padres de la victima y de la sociedad.

Otro acto de “banalidad del mal” es la errónea y confusa información que brindaron las autoridades, ya que con el animo de calmar la presión de la sociedad, decidieron compartir noticias incompletas o verdades a medias, con el único propósito de justificar su trabajo, olvidando su responsabilidad ética y jurídica de no divulgar nada hasta no estar seguros que su trabajo como fiscales, forenses y responsables de la seguridad del estado, es la justicia. Por ello, Aldo Fasci se atrevió a decir que se había cometido una “falla masiva”.

 

Debo concluir este articulo diciendo que el sufrimiento de la familia Escobar también tuvo su propio acto de “banalidad del mal” al permitir que su única hija anduviera a altas horas de la noche con gente desconocida y en lugares peligrosos.

Ahora mas que nunca, estoy convencido que el tema de las desaparecidas es un problema de toda la sociedad, me incluyo.

Debemos trabajar para que todos, no solo el gobierno, enfoquemos esfuerzos a reconstruir y reforzar el tejido social, empezando por la familia.

Extiendo pésame de mi familia y un servidor a la familia Escobar y de todas las mujeres desaparecidas fallecidas, así como mi deseo de que las mujeres que no han sido localizadas, regresen con bien a sus hogares.

Raúl Monter Ortega

Coordinador de Campañas Electorales a nivel Federal, Estatal y Municipal. Editorialista, observador y activista de la vida política nacional. Promotor de las libertades constitucionales de los mexicanos. Catedrático y vicerrector de la Escuela Superior de Procesos Electorales.