Siete Puntos

"No recuerdo"

No se nos olvida el presidencialismo que vivimos por más de 70 años…
1.

Una sola vez en mi vida he visto, y de lejos, a Luis Echeverría Álvarez. Fue hace 25 años, en CdMx, mientras yo llegaba al Polyforum Cultural Siqueiros para la presentación de un libro, él estaba en la banqueta, rodeado de personas, entre las que de seguro un periodista le gritó:

“¿Cuándo va a pagar por las matanzas del dos de octubre -de 1968- y del 10 de junio -de 1971-, de las que usted fue directamente responsable?”.

El expresidente, sin inmutarse y caminando todavía con agilidad, sólo alcanzó a balbucear: “no recuerdo lo que usted menciona”.

2.

Quizá, en realidad, y ya con sus 75 años a cuestas, el también responsable de la llamada guerra sucia, de los sabotajes al periódico Excélsior que derivó en la salida forzada de su director Julio Scherer García y varios de sus principales colaboradores, de sus pleitos casados con los empresarios regios -en su sexenio secuestraron y asesinaron a Eugenio Garza Sada-, de la más notable devaluación del peso frente al dólar y de la prohibición de la música rock grabada por grupos nacionales…quizá no se acordaba.

3.

Y es que, con el paso del tiempo, y sin que llegue el Alzheimer, es natural que los olvidos se hagan más presentes, y los recuerdos más ausentes.

Tengo amistades, todavía en los 60’s, que preparan en su habitación lo que van a necesitar al día siguiente para su trabajo, lo colocan en lugares visibles para casi tropezar con ellos al salir, activan alarmas en reloj y teléfono para que le avisen de tomar lo que con diligencia habían seleccionado, y ya que están en su automóvil o, peor, en su oficina, se dan cuenta de que abandonaron lo que no iban a relegar.

4.
También he escuchado el dicho de los abuelos: recuerdo lo que no quiero olvidar, y olvido lo que no quiero recordar.

En Desarrollo Humano, por ejemplo, existe una interesante disciplina: la recuperación de la historia personal, a través de los paradigmas que influyeron hasta moldearnos en lo que somos. La consigna es ser consciente de los eventos negativos, del daño que nos hicieron, trabajarlos para superarlos y quedarnos con los positivos, para fortalecerlos y que sigan impactando en nuestra historia.

5.

Pero hay hechos que, por el daño que hicieron, necesitan ser reparados.

No estamos ante una venganza, sino ante la aplicación de la justicia, y al recuerdo que nos invita a no repetir lo negativo del pasado.

No se nos olvida, entonces, que por muchos años el gobierno, como juez y parte, organizaba y decidía las elecciones. Que no se repita. No olvidamos que un partido, el del poder, arrasaba con las elecciones en base a métodos no lícitos. No debe volver esa práctica.

No se nos olvida el presidencialismo que vivimos por más de 70 años…

6.

… No debe nacer uno nuevo. Recordamos a una oposición que llegó a la presidencia. Nada cambió en la práctica durante 12 años. No la queremos de nuevo con esas características.

Pues bien. Don Luis acaba de cumplir 100 años. De seguro su memoria está todavía más debilitada que hace cinco lustros, y ya no recordará los hechos claves de su historia personal. Pero quizá, en lo más recóndito de su memoria, de vez en vez regresa esa consigna que, a fuerza de ser repetida, ya se instaló en los anales de la Nación:

Dos de octubre, no se olvida.
7.

Cierre icónico.

Y continuando con la necesidad de recordar. Echeverría fue embajador en Australia y Nueva Zelanda, al poco tiempo de dejar la Presidencia y para que ya no estorbara.

Nos acordamos, entonces, de cómo en el pasado -¿en el pasado?-, en las épocas neoliberales, muchos puestos diplomáticos -embajadas, consulados, representaciones, etc.- se adjudicaban no a los profesionales de carrera sino a amigos, a quienes se quería premiar, o a enemigos, a los que se buscaba castigar.

No olvidamos que eso pasaba -¿pasaba?-.

Padre Paco

El sacerdote José Francisco Gómez Hinojosa (Monterrey, México, 1952) es el actual Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey. Es diplomado en Teología y Ciencias Sociales por el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José, Costa Rica, y doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido profesor en el Seminario de Monterrey, en la UDEM, el ITESM, la Universidad Pontificia de México, el Teologado Franciscano, el EGAP (Monterrey) y la Universidad Iberoamericana (Centro de Extensión Monterrey).