Se posterga la recuperación económica de los pobres

La parálisis de las actividades económicas causadas por la pandemia provocó cuantiosas pérdidas económicas.  

El daño en el poder adquisitivo o el incremento del desempleo genera pánico en los bancos, ya que sus áreas de riesgo y otorgación de créditos empiezan a percibir que el préstamo corre riesgo por morosidad y cartera vencida, por lo tanto restringen los préstamos y elevan las tasas de interés.

Dentro del catálogo de opciones crediticias, los créditos personales destacan, ya que son una opción a la que recurren las personas para enfrentar emergencias; sin embargo, estas opciones acumulan un incremento de hasta poco más de 4 puntos porcentuales en el presente año.

Con la contingencia sanitaria y la parálisis económica se generó una caída sustancial en el nivel de bienestar y calidad de vida de las personas de los estratos sociales que perciben menos recursos, esto genera un círculo pernicioso, ya que la necesidad de enfrentar obligaciones de pago para actividades sustantivas requiere opciones para poder superar estos apremios.

LAS TASAS, LAS TASAS...

El sector social menos favorecido tiene que recurrir a créditos cuyas tasas de interés son elevadas, ya que son determinadas por el riesgo que supone prestar dinero a personas cuya estabilidad laboral se encuentra comprometida.

¿AGIO? NO, ES BANCO AZTECA: 64% DE INTERÉS, BUENO, SÍ ES EL AGIO INSTITUCIONAL 

Dentro de este espectro de atención, destaca Banco Azteca que es la institución financiera que mayor número de créditos personales reporta al alcanzar 8.9 millones de crédito, lo que representa 75% del total de estos con una tasa de interés de 64% al cierre del segundo bimestre, un incremento nominal de 2% respecto de la tasa del primer bimestre de 2021, cuando alcanzó 62%.

El monto de su tasa de interés es bastante alto, casi infame; sin embargo, es resultado del riesgo de prestar dinero a este sector, de acuerdo con algunos datos brindados por las instituciones bancarias con presencia en el país.

La cartera vencida del crédito otorgado mediante las tarjetas rebasa ya 40%.

Conforme se vaya regresando a una mayor normalidad de las actividades públicas, veremos el tamaño del desastre económico provocado por la pandemia: desaceleración de la inversión, cierre de negocios, quiebra de micro y medianas empresas, que son las generadoras del 80% de las fuentes de empleo nacional.

La ausencia de apoyos y estímulos fiscales por parte del gobierno federal ahonda la crisis y complica el diseño de estrategias que permitan sobreponerse de esta situación.

La recuperación de la actividad económica es una tarea impostergable y requiere el compromiso y participación del sector gubernamental, financiero y de los ciudadanos a quienes se les debe brindar oportunidades y apoyos que permitan la generación de la riqueza y la recuperación del bienestar.

Pasar a los hechos y abandonar el discurso, que tanto les encanta a los políticos.
Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.