Voto patriótico

El 6 de junio tenemos que votar contra el partido del tirano.

Entre más votos pierda Morena, más gana la patria. Entre menos curules obtenga, más posibilidades hay de salvar a la nación.

Esta elección ha quedado reducida a dos bloques. 

O votamos por la democracia o por “ponerle la mesa” al dictador. 

PARTIDOS PASAN A SEGUNDO PLANO

No hay más. La emergencia nacional ha llegado a tal grado que los partidos, su ideología y candidatos han pasado a un segundo nivel de importancia.

Hoy no se trata, nada más, de elegir a un gobernador o gobernadora, a un diputado o alcalde, sino de parar un proyecto político aberrante que está destrozando el futuro de México.

El régimen de la autollamada Cuarta Transformación representa un ominoso peligro para la integridad de la República y los ciudadanos tendrían que declarar su desahucio en las urnas.

La promoción  del voto útil, inteligente o razonado necesita tener una fuerte carga patriótica para dejar ver la importancia  que tiene   castigar  a un gobierno arbitrario. 

¡No votemos para hacer de México  una Venezuela más!

Ese debería ser el llamado a los electores.

La pregunta es ¿quién va a hacer ese llamado? 

La alianza Va Por México se constituyó precisamente con ese propósito, para combatir a un partido de corte fascista que pretende imponer un sistema de gobierno antidemocrático centrado en el culto a un solo hombre.

Llegó la hora de que la oposición asuma su responsabilidad ante la historia.

Si México vuelve a caer el 6 de junio en las garras de la servidumbre lopezobradorista se deberá, en gran medida, a que las fuerzas políticas contrarias al régimen no supieron estar a la altura de lo que el país necesita.

FASCISTAS

Y lo que  el País necesita es que el resultado de estos comicios se conviertan en una clara condena a un populismo fascistoide inspirado en el resentimiento, el odio y la venganza de un líder autocrático.

Se trata de extirpar –mediante el voto popular– ,al régimen de la mentira, el engaño y la simulación que ha usado a las instituciones para alcanzar sus fines.

Las  urnas son en este caso, el banquillo donde la ciudadanía necesita  sentar al mesías para poner punto final a su mito. A la idea de que se trata de un ser sobrenatural que puede estar –como todo dictador cree– por encima del orden constitucional.

Como lo cree él y como se lo hacen creer sus más fieles y oportunistas colaboradores.

Ahí está para ejemplo el insulto a la inteligencia del senador de Morena, Ricardo Monreal, quien aseveró que existe “una rebelión de órganos constitucionales contra López Obrador”.

Lo que intenta hacer Monreal es muy grave. No solo trata de victimizar a su jefe, sino de hacer ver a la Corte, jueces, Congreso, INE y a la misma  Constitución como enemigos del presidente. 

¿Qué tipo de terreno está preparando el legislador de Morena? ¿Se trata, acaso, de ir pavimentando el camino para disolver la división de poderes y el texto constitucional porque afectan la tranquilidad y las ambiciones desmedidas del señor presidente?

CHOQUE DE TRENES

En las 164,550 mil casillas que va a instalar el INE se va a dar inevitablemente un choque de trenes. El México suicida que aplaude, sin saberlo, a un “Mussolini tropical” contra el que trata de defender con las uñas un país con democracia, legalidad y contrapesos.

Y es que, nos guste o no, el “Mussolini tropical” va a estar en la boleta. Ha puesto contra las cuerdas la equidad electoral, se ha erigido en el gran elector y en candidato único de Morena. Pretende imponer desde las “mañaneras” el triunfo de su partido para garantizar  las consolidación de un proyecto reeleccionista y centralizador del poder.

GUIÑA EL OJO A LOS TIRANOS

En López Obrador, el No es Sí. Cada vez que se define como  maderista, le guiña el ojo a Santa Anna y a Porfirio Díaz.

Esta vez el elector debe considerarse a sí mismo como un soldado.

Votar en la urna para cerrar el camino a un gobierno despótico y hacer patria. Para decirle a López: llegaste, pero ¡no pasarás!
Beatriz Pagés Rebollar

Directora general de la Revista “Siempre”, una de las más influyentes de México, fundada en 1953 por su padre, Don José Pagés Llergo. Ha formado parte de los equipos de Televisa, Canal 11, Multivisión, CNI, Canal 40 y es comentarista política de numerosos medios. En 2019 renunció al PRI, donde militó gran parte de su vida.