No hagamos el juego a López
El presidente prepara el terreno para el 24.
Su siguiente objetivo: destruir la unidad de la oposición. Intrigar para romper la alianza PAN-PRI-PRD. Comprar y extorsionar priístas; enjuiciar y perseguir panistas, enamorar y tender redes a Movimiento Ciudadano.
López Obrador maquina para que panistas y priistas se enfrenten. Utiliza el poder para envenenar a la oposición y romper el bloque de resistencia a su régimen.
Divide y polariza, pone a pelear a sus adversarios. Utiliza las criticas de opositores contra opositores para echar gasolina y salir triunfante.
Las criticas de Movimiento Ciudadano a la Alianza “Va Por México” y del PAN, PRI o PRD a Dante Delgado son música para los oídos del presidente. El tabasqueño llega al orgasmo cada vez que MC suelta frases como “Hay sumas que restan” o cuando el PRD critica la baja votación a favor de Movimiento Ciudadano.
López necesita a la oposición confrontada y desarticulada para mantener a su partido en el poder. Es la maniobra de los dictadores para hacer crecer su reino.
Así ocurre con Daniel Ortega en Nicaragua y con Nicolás Maduro en Venezuela. Presidentes vitalicios gracias a la fragmentación de lo opositores.
Sacar a Morena del poder en el 24 es de vida o muerte para la democracia mexicana y eso exige que los cuatro partidos construyan acuerdos a partir de un diálogo claro y honesto.
Honestidad para decir, desde hoy, de qué lado se está: ¿Para bailar del lado de Morena o para salvar a México? ¿Para convertirse en partido satélite de los guindas o para impedir la instauración de una autocracia?.
Dante Delgado tiene razón al decir que no se trata de una mera suma de membretes. Lo mismo ha dicho el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro: “Mientras lo que se plantee sea un reparto de huesos o de posiciones, no le entramos”.
Tampoco se trataría, solamente, de sacar a Morena de Palacio Nacional. La alianza rumbo al 24 tendría que tener una misión más ambiciosa y de mayor alcance: construir un nuevo modelo de nación.
Señores de la oposición: López Obrador va a dejar un país en ruinas y con profundas heridas. Rehacerlo no va a depender de un solo hombre o de un solo partido. Será una tarea titánica, propia de gigantes, que exigirá de la suma y no de la resta, de la multiplicación y no de la división.
Entonces, dejen de pelearse. Dejen de confundir a la sociedad. Dejen de repetir lo que está haciendo López: colocar a los ciudadanos en medio de divisiones y disputas estériles.
El teléfono que comunica a “Va por México” con Movimiento Ciudadano está descompuesto y tiene que ser reparado. Si MC va a presentar en enero una nueva propuesta de oposición, que sea motivo para iniciar un diálogo nacional entre todos para reconstruir al país y echar al tirano.
Que no se caiga en la tentación de ser oposición de la oposición. Eso es lo que busca el intrigante.
El presidente intenta atomizar a sus contrarios porque no le gustaron los resultados electorales. Su objetivo era lograr una alta participación a favor de Morena. No dejar duda de que el 60% de los votantes está con su partido y crear, así, la percepción de que será una maquinaria invencible en el 24.
Las cifras, sin embargo, lo decepcionaron.
El campeón en las pasadas elecciones volvió a ser, y por mucho, el abstencionismo. La suma promedio fue del 56% En Oaxaca y Quintana Roo llegó al 63%, Aguascalientes y Durango al 55% y en Tamaulipas, el más bajo, en 48%.
Morena ganó en cuatro de los seis estado en disputa con el voto de los adultos mayores, jubilados y beneficiarios de apoyos sociales. Para decirlo claro: Morena sólo gana si secuestra el voto.
El partido en el poder extorsiona y chantajea, pero no emociona. El alto abstencionismo demuestra que fueron unas elecciones sin alegría, dominadas por el voto del hambre y miedo el castigo.
El abstencionismo es hoy el rey de reyes.
El amo de los procesos electorales. El “personaje negro” que derrota a la democracia al permitir que déspotas y dictadores triunfen corrompiendo el voto libre de los ciudadanos.
Así que la oposición tiene una simple e imperiosa misión: definir qué quiere.