Nosotras ya cumplimos, usted señor presidente ¿cuándo lo hará?

Conmemorar en octubre “el mes rosa contra el cáncer” con luces y moños, no desaparece la irresponsabilidad de este gobierno criminal e indolente.

Con cariño, respeto y admiración para Sara, Olga, Beli, Betty e Irma.

Y la noticia llegó, así de golpe: “señora el cáncer le volvió”, la simple palabra es, para quien la escucha, desalentadora y devastadora. Por más que se quiera evadir, el miedo, la angustia, la incertidumbre es brutal, y para los familiares también es, por decir lo menos, impactante.

Sara

Sara me comentó, que lloró todo el día luego de oír el resultado de sus estudios, que por cierto tuvieron que pagar en un servicio privado, pues a pesar de que se le descontaban sus cuotas de seguridad social, el sistema de salud empezaba a mostrar en todo su esplendor su decadencia.

Tres años antes le habían detectado cáncer de mama, se atendió en el ISSSTE, es cierto, no era un servicio de primer mundo, sin embargo, contaba con lo indispensable. Sus hijas, Gabriela y Fabiola, así como Diego, el más pequeño de los tres, estaban aterrados, pero al igual que Marcelo, su esposo, intentaban darle ánimo. Cuidó su alimentación, siguió todas las instrucciones médicas, y gracias al apoyo de su familia y amigos, incluyendo sus dos pequeñas nietas, logró pasar esa primera etapa. Jamás le vino a la mente que la enfermedad regresaría con más fuerza y que no contaría más con el apoyo del sistema de salud público.

El Seguro Popular ya lo habían eliminado, el desabasto de medicamentos, las citas prolongadas, la falta de quimios habían hecho ya estragos.
Olga

Lo mismo pasó con Olga, cuando recibió la noticia no podía creerlo. La conozco desde hace más de 45 años, éramos vecinas, fui compañera de primaria de su hermana Martha y nos encantaba jugar basquetbol.

Mi admiración por Olga creció cuando vi la fortaleza con la que enfrentó la enfermedad, ¡vaya que tenía miedo!, pero siempre tuvo una gran actitud ante este padecimiento que cada día cobra más vidas.

Todos sus familiares se concentraron en ayudarla para que pudiera atenderse de la mejor manera y, poco a poco, se fue recuperando. Hubo un tiempo en que dejamos de verla, y cuando por fin apareció, fue en una publicación de redes sociales, tenía una gran sonrisa -pese a que todo el cabello prácticamente se le había caído- no pude más que reconocer la valentía de mujeres que como ella y Sara se enfrentan con todo a esta enfermedad.

Sara, desgraciadamente, no logró librar la batalla, no fue un final feliz; no pudo tocar la campana de la salud.

Ya no vio a Diego cumplir sus metas o acompañarlo a otro partido de futbol, que la hacía gritar de la emoción. No conoció a sus otros dos nietos, que estoy segura adoraría. Yo viví con ella y con mi hermano durante el primer año de la carrera, nos queríamos bien, me apoyó mucho en esa época. Le gustaba cantar las canciones de Juan Gabriel, era uno de sus favoritos, bailaba también y casualmente Olga y Sara compartían su gusto por el grupo puertorriqueño Menudo, fue la referencia musical de su juventud y cuando nos reuníamos, no perdíamos el tiempo de invitar a todos a disfrutar de la pista con “Claridad”, su canción más famosa.

Ambas hicieron lo que las campañas de prevención del sector salud nos dicen: “Tócate, explórate, observa y si sientes que algo no está bien, acude a tu centro de salud más cercano”.

Quien no ha cumplido su parte fue el gobierno, eliminó fondos que le inyecta a una refinería que no refina, que le otorga a un aeropuerto que no tiene vuelos, mientras le corta las alas a quienes quieren volar. Le quita recursos a quienes están aferrándose a vivir, porque aman la vida, mientras le otorga dinero a lo que llama “obras de gran calado”, cuya utilidad hasta ahora no tenemos clara, es más existe la certeza de que es un desperdicio de recursos públicos.

Lo que hicieron López Obrador y sus cómplices, el secretario de Salud, el titular del fracasado INSABI y los funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), que aceptaron comprar de “manera consolidada” los medicamentos, instrumentos y equipos médicos, cuando se reformó la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, es criminal.

Ante el desmantelamiento del sector, las familias gastan más, pero mucho más, en buscar médicos y hospitales privados.

No hay dinero que alcance para una enfermedad de este tipo, por eso el fondo que estaba asignado para la atención médica de quienes padecen todo tipo de cáncer, se llamaba “de gastos catastróficos”, porque sí, es una tragedia para las personas que enferman, y también para sus familias.

Es esta la verdadera privatización de la salud en México.

Por más que haya un apoyo, por ejemplo, para los adultos mayores, el recurso que les llega no les alcanza para cubrir ni la atención médica ni las medicinas que requieren. Para atenderse, se deshacen de todo lo que tienen, venden lo poco que les queda.

Se acusó de corrupción en el Seguro Popular, pero después de cuatro años, el gobierno federal no ha interpuesto una sola denuncia contra algún funcionario, sólo es parte de un discurso para destruir lo que con mucho esfuerzo se había construido desde la pluralidad. Más de 100 mil millones de pesos, tan sólo de este Fondo de Gastos Catastróficos, se esfumaron en este gobierno que se autodenomina “humanista”, igual que se esfumó la vida de más de 280 mil personas (70 mil anuales en promedio de acuerdo con el INEGI), por tumores malignos.

El cáncer es la tercera causa de muerte en México.

Si de por sí, es terrible ver a una mujer u hombre adulto que padece cáncer sufrir, es inconcebible que no se entienda el dolor ajeno de niñas, niños y adolescentes que tienen también toda una vida por delante y que de ser eficiente la política pública en materia de salud, la esperanza de sobrevivir rebasaría el 80%.

Podemos hablar de cifras, de datos duros, de estadísticas que comprueban lo doloroso que es enfrentar el cáncer. Pero algo pasa en este gobierno, su indolencia rebasa lo que mi imaginación puede describir. Tal pareciera, que aplican una política de exterminio.

Ver al presidente López Obrador, saludar con respeto a la mamá del narcotraficante más “famoso” de México, liberar a su hijo, y dirigirse a él con “no me gusta que le digan el chapo, es el señor Joaquín Guzmán, porque merece respeto”, mientras ante las manifestaciones de madres y padres que buscan que el gobierno sólo cumpla con su obligación, el ejército los incluye en una lista de “riesgos” para la cuarta transformación, según se ha dado a conocer por el hackeo a los servidores de la SEDENA, “golpistas” los llama.

Sara ya no está con nosotros, fue de las primeras víctimas de este desastre de gobierno. Olga lucha todos los días por cuidarse y estar mejor, su actitud es admirable, como lo es también la de otras queridas amigas hidalguenses Beli y Betty, que se han gastado gran parte de su patrimonio construido con mucho esfuerzo, durante muchos años.

Miles son las mujeres, los hombres, las niñas, los niños, los adolescentes y las familias que no se dan por vencidas, aun y a pesar de que este es uno de los dolores ajenos que pueden evitarse, si el gobierno así lo quisiera.

Es cierto, no éramos Dinamarca, vamos más bien camino a parecernos a Cuba a quien le han construido la “imagen” de ser de los mejores países en brindarle atención médica a su población.

Esta mentira, nos empieza a invadir en algunos estados, incluyendo el mío, mi querido Tlaxcala, porque además de despreciar a los profesionales de la salud mexicanos, el obradorato es cómplice del gobierno cubano, que comete el delito de trata de personas con fines de trabajo y servicio forzado, porque es el régimen castrista el que recibe los beneficios de la explotación humana de su gobernados.

Conmemorar en octubre “el mes rosa contra el cáncer”, iluminar edificios, colocar moños, dirigir grandes discursos, aumentar los días en los que se conmemoran todos los tipos de cáncer, no desaparece la irresponsabilidad de este gobierno, que ha demostrado por mucho, que para ellos y su presidente López Obrador “la vida no vale nada”.

Los dejo con la reflexión; que bueno que sigamos conmemorando fechas que nos recuerdan lo doloroso de la enfermedad. “Contra el cáncer, yo actúo, toco y siento” eso dice la campaña del gobierno de López Obrador en este 2022.

Nosotras ya cumplimos, usted señor presidente ¿cuándo lo hará?.

El Presupuesto de Egresos de la Federación 2023 que está por aprobarse, es su oportunidad para hacerlo: Dinero para salud, quimios y medicamentos, eso es lo que esperamos.

Adriana Dávila Fernández

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Altiplano del estado de Tlaxcala. Su trayectoria profesional y política la ha desarrollado en los Poderes Legislativo y Ejecutivo Federales, así como en organizaciones de la Sociedad Civil.