¿Por qué estamos dimensionando mal en Monterrey el caso de #LadyRacista?
Denuestos y sentencias peyorativas las escuchamos frecuentemente en boca de regiomontanos que humillan a trabajadores oriundos de San Luis Potosí o de Zacatecas.
También es común escuchar a regiomontanos insultar a representantes de la autoridad, con razón o careciendo de ella.
Sin embargo, para ser justos, importa saber dónde la opinión pública pone los acentos.
Que sea tendencia una mujer insultando a la autoridad está bien.
Pero que esa tendencia, de millones de vistas en X e Instagram, sea desproporcionada frente a la escasa atención que, en las mismas redes sociales, suscitó el asesinato de tres niñas junto con su madre en Hermosillo, Sonora.
Habla de que no estamos poniendo los acentos del escándalo digital y de la indignación pública en el lugar correcto.
Que el foco de la atención general esté en el video de una mujer ofendiendo a un tránsito, y no en el paso de un convoy del crimen organizado circulando en una avenida a plena luz del día con armas de grueso calibre.
Habla de la falta de balance en el uso de las redes sociales, más alarmadas por la falta de buenos modales que por la violencia en las calles.
Que muy pocos se exalten y difundan en redes la aberrante y cobarde censura de un gobernante contra la libertad de expresión de un periodista exhibe cruelmente que los acentos los ponemos en las zonas erróneas del interés colectivo.