Reaparece AMLO
Es evidente que las tres razones o escenarios por los que AMLO dijo que regresaría a la acción política ya están en marcha, aunque no de golpe.
Se está montando un “cambio de régimen” (amenaza a la democracia) mediante una campaña de demolición sistemática de la imagen y autoridad de C. Sheinbaum y de la 4T (acoso), sin descartar en ningún momento la intervención militar de EE. UU. en nuestro país y en varios países del Caribe con el pretexto de “combatir el narcotráfico”.
Esta campaña inició hace tiempo vía “escándalos de corrupción”, como el de Noroña, el de Adán Augusto, el de Andrés Manuel Jr., etc. La violencia en Palacio Nacional al estilo del “Maidan” en Ucrania o el asesinato de Carlos Manzo y otros alcaldes y funcionarios, etc..
Una campaña que continúa con el escándalo de Raúl Rocha y Miss Universo esta campaña y operación, según hemos visto en muchos otros casos, incluyendo el Maidan, podrían estar coordinadas desde la Embajada norteamericana.
La debilidad mayor de la 4T y del gobierno de C. Sheinbaum es la estrechez financiera que impide cubrir necesidades, por ejemplo, en salud o inversión en el campo suficiente para la soberanía alimentaria.
También para reconstruir Pemex y producir los petrolíferos necesarios para no importar.
Además, la inversión urgente en ciencia y tecnología, etc.
Paradójicamente, la 4T está sometida a los mismos candados financieros del FMI que lo estuvieron los gobiernos neoliberales de 1983-2018.
Por ahí debe avanzar, forzando negociaciones para recuperar, por ejemplo, parte de las reservas internacionales que jinetea Banxico, o buscar nuevos socios financieros que apoyen los grandes proyectos en marcha sin exigir su privatización.
En el escenario internacional, ahora que ya no estorba el Dr. De la Fuente, México puede encabezar la lucha por un nuevo orden económico mundial y por instituciones financieras que apoyen el desarrollo y no ahorquen como el FMI, uniendo esfuerzos al BRICS y a otras naciones, recuperando la tradición de la política exterior de México para, de esa forma, escapar de la esclavitud colonialista del T-MEC.
Así podrá sostener un crecimiento mayor de la economía, escapando de la “maldición del 2%” que se impuso a México desde el ataque colonialista de 1983
