¿Qué pasó ayer en Palacio Nacional que cambia el panorama de la clase política en NL?
Se rebela sutilmente —al menos de cara a galería— Alejandro Gertz Manero, y la presidenta Sheinbaum convoca a los principales cuadros de su formación política para evitar una imperceptible asonada en la fiscalía, control expedito de daños.
No se pudo mandar más lejos que a Alemania a este influyente sórdido. La autonomía de la fiscalía es un cuento de hadas.
Ni modo: lo dijimos primero, antes que cualquier otro medio.
Será encargada de despacho Cristina Reséndiz Durruti, fiscal especial de Control Competencial de la FGR —como lo advertimos con justa anticipación—, y la próxima fiscal será Ernestina Godoy.
Ya se está coordinando con Omar García Harfuch.
Mañana lean en esta columna quién es la gente de Godoy en Nuevo León, la tiene, y son absolutos incondicionales suyos.
Se insubordina notoriamente Ricardo Monreal con un campanazo innecesario en la Cámara de Diputados —raro en este guerrero parlamentario de mil batallas—, y la Presidenta da un manotazo en la mesa porque Monreal pretendió exhibir a la titular de la Secretaría de Gobernación con el caso de los bloqueos de agricultores.
Hay figuras que no se tocan. Rosa Icela Rodríguez es una de ellas.
Lo dicho: Ricardo Monreal aseguró que su último cargo público sería su actual diputación federal, se anticipó el timing, se va con licencia en enero del próximo año.
No hay vuelta atrás.
Ayer hubo acuerdo del gobernador Samuel García con Sheinbaum en Palacio Nacional.
Buena bolsa extra para infraestructura del estado de cara al Mundial FIFA 2026 y una alianza reforzada en la solución al nudo gordiano del presupuesto estatal 2026, aunado a vetos de herederos legendarios que no serán, aunque le busquen.
Perro que ladra sí muerde, hay que decirle al diputado local Chale de la Fuente, patea el balón de su salida el tesorero Carlos Garza. Gobernabilidad es el nombre del juego.
Mañana, en esta columna, atamos cabos con respecto al futuro próximo para la clase política de Nuevo León.