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Tiene futuro el coleccionismo regiomontano

Durante la primera mitad del siglo XX, el Grupo Monterrey y la Universidad de Nuevo León promovieron artistas de diversa índole, pusieron el acento sobre algunos de ellos, y lograron generar colecciones que de alguna manera influyeron sobre el panorama artístico del norte de México. A la llegada del nuevo siglo, se desarrolló un cambio de reglas en lo correspondiente a la vida del arte, y eso incluyó a la cuestión del ejercicio del coleccionismo. A lo largo del siglo XXI, el arte como objeto ha pasado a virtualizarse y a vincularse con todo tipo de acciones de carácter espectacular, o bien con actividades puramente performáticas. Así, contando con un arte inmaterial, la posibilidad del coleccionismo se vuelve algo remoto, y frente a ello se recurre a la nostalgia, es decir, a aquellos tiempos en los que aún era algo factible acumular obras y mostrarlas de manera pública como una señal de poder. En ese sentido, se impone una pregunta: ¿tiene futuro el coleccionismo regiomontano?