Dale Play

La fiesta del cinismo

No solo son incompetentes e indolentes —que ya sería bastante—, sino que además mienten como respiran. Ante la evidencia, niegan todo: los datos, los videos, los hechos… hasta la realidad. Y aunque traigan confeti en los calzones, jurarán que jamás estuvieron en la fiesta. Así son. Viven del discurso, no de los resultados. Fabrican sus propias verdades y cuando el país se les cae a pedazos, culpan al pasado, al vecino o a los medios. Y mientras tanto, usted, yo, todos, seguimos pagando el costo de su ineptitud convertida en narrativa. Porque en este gobierno —y en su séquito de corifeos—, la mentira no es error: es método.