Al palacio del rey
La casta de los socios de su padre, el medio hermano, Mariana y Don Samuel Alejandro García Sepúlveda.
Cuatro años de mendigar recursos, de esconder partidas en Agua y Drenaje, aumento de cuotas por encima del índice inflacionario por el derecho vital.
Vialidad resulta la broma cruel de Hernán Villarreal, funcionarios sin mayor provecho a cobrar 128 mil pesos mensuales.
A cuatro calles, por Modesto Arreola y Zaragoza, los carentes de techo, los menesterosos de la tierra cargan desde Isaac Garza sus exiguas posesiones, los brazos y las piernas ya no dan para continuar la marcha por el desierto de concreto.
Mariana Rodríguez dejó encargadas a sus hijas con las amas de llaves, debe acompañar a su marido en el besamanos, carece de idea de la extensión del estado, cuantas colonias componen tan solo San Pedro, donde radica.
Daniel Alejandro Acosta Fregoso, secretario de Participación Ciudadana, pasó de conferencista motivacional sin ingresos fijos, bastante malito en el planteamiento de proyectos y levantar el ánimo de los asistentes fantasmas a sus brain washer.
Hasta la defenestrada Ximena Peredo Rodríguez, ex becaria del mismo puesto, lo trolea, lo funa y le acusa de enriquecimiento, subir la montaña y caer al vacío conlleva las consecuencias, además de pagar, si o si, los costes de la salud emocional del escritor Felipe Montes.
Cenan ya los convidados a la tertulia, muchos están aburridos, ya aprendieron a besar la mano y a clavar la daga por la espalda.
Nos recuerda la fábula del traje del rey.
Mientras el autoritario pasea desnudo, con el vestuario fastuoso, imposible de distinguir por los ordinarios, solo los inteligentes logran apreciar la magnífica hechura, dale compadre, los prestanombres ya se reportaron con la ayudantía y a la vista de tu señor padre.
