Hoy, seguimos los placenteros viajes de políticos de la 4T a los mejores lugares turísticos del mundo. Iniciamos en Tokio, donde Andrés Manuel López Beltrán (ya no le diremos Andy porque se enoja), se fue a comer sushi con su operador financiero y quizá a hacer una que otra transacción económica de muchos ceros aprovechando el atractivo sistema bancario nipón, que explicamos a fondo. De pasada le dimos otra barrida, y no con pirúl, a la Barredora de Adán Augusto López, y sus nexos mafiosos en Tabasco, hasta llegar a las peligrosas opereraciones con su incondicional, Hernán Bermúdez. Pero la cosa se pone color de hormiga cuando suponemos que tanto balconeo y encuerada de altos jerarcas de la 4T puede ser maquinado directamente de Palacio Nacional.