La mujer perdió su cartera cuando era joven después de haber ido al cine.

Donna Brown, de tan solo 15 años, había acudido a los baños del cine Sunsent Theater, en Lodi, California, Estados Unidos, pero antes de salir, se percató que su cartera había desaparecida, y lo primero que pensó, fue que otra chica se la había robado, por eso es que ese día salió del cine sin su cartera.

Para sorpresa de Donna, sucedió algo inimaginable, recuperar su cartera ¡58 años después!.

El hallazgo lo realizó Terry Clark, dueño del inmueble, quien recientemente había comenzado los trabajos para convertir el viejo cine en un centro cultural.

Terry relata que se sintió conmovido por las fotos familiares y de amigos que encontró en la cartera, acompañadas de emotivos mensajes: "espero que nunca perdamos contacto", por lo que comenzó la búsqueda de la dueña de la cartera, apoyado de la tecnología y las redes sociales.

Cuando finalmente encontró a Donna Brown, el administrador del cine la contactó por teléfono para darle la sorprendente noticia. Cuando la mujer le preguntó a Terry si había encontrado su dólar de plata, este le respondió que no, sin embargo, como una obra de buena fe, Terry le consiguió un dólar de plata de aquella época, y así le entregó íntegra la cartera a Donna Brown.

Plácido Garza DETONA® La energía física se vuelve etérea y bálsamo, gracias a la música. (NOTA DEL EDITOR: Este concierto fue videograbado totalmente en Hi-Res, audio de alta resolución, y se presenta completo aquí, dividido en 19 segmentos, que incluyen la explicación previo a cada obra).

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Plácido DETONA® Tradición acostumbrada / las calacas de noviembre / cama a gusto y con almohada / bien comidas o con hambre. / Muchos son bien recordados / otros duermen el olvido / muy alegres o enojados / con su nombre y apellido.

El gobierno le tiene pavor a las movilizaciones del 15 de noviembre; así traerán la conciencia. Con un Zócalo amurallado y con una presidente agazapada, escondido detrás de su propio miedo. En este programa en vivo, junto con Jorge Triana, analizamos cómo el gobierno está manipulando la narrativa pública con distractores y montajes políticos mientras el país enfrenta una crisis real de inseguridad, violencia y descomposición institucional. Hablamos del caso Ayotzinapa, de la militarización disfrazada de justicia, de la persecución a opositores y críticos, y del uso faccioso de la justicia para encubrir corrupción y proteger a los aliados del régimen. También expusimos cómo el gobierno intenta controlar la conversación pública a través de redes sociales, propaganda y ataques coordinados, mientras la ciudadanía vive cada vez más indefensa ante el crimen organizado. Fue una conversación contundente sobre la urgencia de recuperar el Estado de derecho y frenar el autoritarismo que avanza como si nada.

Y unos que otros oficios, como el de ciertos gobernadores; alcaldes; funcionarios federales, estatales, municipales; legisladores; rugidores -perdón- regidores; cínicos -perdón- síndicos- dueños de partidos políticos; activistas de pacotilla; charoleros; analistas de "mesas de los viernes" que cobran sueldo por disfrazarse de Santa Clos en los diciembres y de sepultureros los noviembres y -por supuesto- pseudo periodistas que cubren sus nóminas con las migajas que tiran de la mesa los del poder o que anuncian que les va a dar un infarto y por eso suspenden un programa con los que inundan las redes sociales de falsedades y mentiras o que juraron lealtad a la Patria cuando se lanzaron fallidamente como candidatos a la presidencia mientras le eran infieles a sus esposas o el junior mediático que enfrenta acusaciones de su ex esposa por haberla golpeado brutalmente... De esto se trató el programa de hoy, en el que no estuvo Sergio Arturo Vela porque en estos momentos aterriza en Nueva York, para atender una misión casi suicida de Grupo DETONA® de la cual les daremos cuenta a nuestros queridos detonautas, antes de que termine este año. A pesar de todo esto ¡FELIZ VIERNES!  

Riva Palacio DETONA® Claudia Sheinbaum es una presidenta muy poderosa en el papel, pero muy débil en la práctica ante los dos grandes poderes fácticos que enfrenta: López Obrador y Estados Unidos.

Eloy Garza DETONA® Marco Rubio, secretario de Estado estadounidense, ha mandado a México un mensaje cifrado. 

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Sergio Negrete DETONA®  En la construcción del segundo piso de la presidenta (con a), la varilla son huesos y la mezcla, sangre con tejidos.

Sergio Arturo Vela DETONA® Con una disculpa arrancó el ex presidente Ernesto Zedillo su conferencia en el Baker Institute de Rice University, aquí en Houston, donde el inglés se pronuncia con petróleo y el español con nostalgia.

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Hace ocho años viví un episodio sumamente doloroso en mi vida al descubrir la infidelidad de mi ex esposo. Se le olvidó colgar el teléfono y fueron cinco minutos de una pesadilla que sentía que era eterna. Me divorcié y viví un duelo de un año ocho meses deseando que nadie viva lo que yo viví. Una infidelidad te destruye el alma, la autoestima se queda en el suelo. Necesité de terapias, de familia, amigos. Me volví a reconstruir internamente. Logré quererme de nuevo y a reconocer quién soy para volver a entregar lo verdadero que hay en mí, el amor y el corazón que uno tiene. Volví a reír, volví a viajar, a bailar. Busco ser una herramienta positiva para las mujeres que han pasado por lo mismo a través de un proyecto integral con programas de seguimiento con terapia, redes de apoyo y autoayuda para que encuentren de nuevo la paz interior que todos anhelamos para ser felices. Puedes volver a inspirar, volver a amar. Se puede volver a creer, creyendo en ti.

"A mí no me dolió el ego, a mí me rompieron el corazón"

LO MEJOR DE HOY EN DETONA:

La mujer se mostró emocionada y feliz por recuperar algo tan valioso para ella.

"Las condiciones en las que está (la cartera), y las fotos, son realmente sorprendentes. Me alegra que lo haya encontrado y me lo haya dado", dijo Donna.

Agregó que espera visitar el antiguo cine, pero ahora convertido en un centro cultural.

¡Wow!

Más vale tarde que nunca: Mujer pierde su cartera en el cine y la recupera ¡58 años después!

Dr. Morales DETONA® Un "héroe" es un personaje que representa el bien, a menudo defendiendo la verdad y la justicia, mientras que un "villano" es su opuesto, retratado como un antagonista que intencionalmente causa daño.

Gabriela Kalifa DETONA un caso patético de maltrato al cliente por parte de esta aerolinea. Las otras están igual pero de eso se ocupará en posteriores artículos.

No caigas en la trampa del vuelo barato. ¡Te puede ir como en feria! Y peor con VivaAerobus

Nada en gracia resulta esta broma de los sobrecargos de VivaAutobus -perdón- Aerobus, caracterizada por el deplorable servicio y mal trato a sus pasajeros. (El incidente ocurrió el 29 de junio de 2021, pero sigue vivo en la memoria colectiva).

Azafata de VivaAerobus cae en broma y anuncia al viajero "Benito Camelo"

Experto en certificación aeroportuaria que apoya en México a especialistas gringos en ese campo, sufrió uno más de los "inexplicables" retrasos de Viva Aerobus: más de 3 horas en el vuelo de Querétaro a Monterrey.

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Plácido DETONA una trastada más de Viva Aerobus. Ahora, en un vuelo internacional.

Mientras usted duerme plácidamente, don Roberto, vea lo que hacen con sus pasajeros

El piloto tuvo que aterrizar de emergencia en Guadalajara, de donde había despegado. Lo bueno es que no pasó a mayores y fue solo el susto. ¡Pero qué susto!.

Se incendia motor de avión Viva Aerobus que viajaba a Los Ángeles

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Buenos días a todos, una disculpa, hoy no pude escribir, me puse a chatear con dormidos, contestando les mensajes, que, a su vez recibí cuando estábamos dormidos nosotros.

Un estilo muy propio de éstos tiempos en que la comunicación puede ser simultánea, al momento, o quedarse para cuando uno despierte, independientemente de su origen, ahora los espías son analíticos, digitales y altamente deductivos, los objetivos son los mismos, devaluar, joder, desanimar o hacer desatinar al contrario, contrincante, &nbsp;rival o francamente enemistad o enemigo común, enemigo a muerte o compañero de partido o justa (el peor).&nbsp;

Cuando yo, fui monaguillo por ahí de los 08 años de edad (fui monaguillo de los 08 a los 12 años de edad) el Padre José Ochoa del Santuario de Guadalupe en la colonia Independencia, organizó un equipo de soccer qué se llamó "niños servidores del altar".

`Pos, así, nos fue, quedamos en el último lugar de 15 equipos, empatamos uno y perdimos 13, el primer partido qué jugamos, bien animosos, bien equipados, bañados y peinados, lo empatamos 4 goles a 4 goles, con el equipo real San Agustín, que eran los campeones del torneo anterior, y adivinen quien metió los cuatro goles del equipo de los monaguillos, pos aquí su mera servilleta.

Mucha celebración en el primer gol, abrazos en el segundo, ya en el tercero, friones y después del el cuarto gol ni quien se me acercara, y menos cuando recibimos el cuarto gol.

Creo que al final del torneo perdimos &nbsp;dos o tres juegos por de foul, ya la raza no quería jugar, volvemos al tema de héroes o villanos, siempre héroes o siempre villanos, llámense Juárez o Madero, &nbsp;Santa Ana o Victoriano Huerta.

Todo puede quedar simplemente en rasgos del carácter, historias de vida y familia, trastornos de personalidad y/o combates interpersonales, lucha y fuga, a lo largo de la vida, no pude escribir hoy.

<h6 class="subtitle underlined">Solo me puse a chatear con lo que me queda de raza.</h6>

Política

Héroes y/o Villanos

En tiempos de&nbsp;polarización y desconfianza, el&nbsp;verdadero liderazgo&nbsp;no se demuestra en la victoria ni en el&nbsp;discurso, sino en la manera en que se&nbsp;ejerce el poder&nbsp;cuando todo tiembla.

Un país necesita líderes que&nbsp;entiendan&nbsp;que la&nbsp;integridad&nbsp;no es un adorno moral, sino la&nbsp;condición indispensable&nbsp;para&nbsp;gobernar.

Hay momentos en los que gobernar parece sencillo, los vientos soplan a favor, los indicadores acompañan, los aliados aplauden, pero la&nbsp;verdadera política&nbsp;se mide en los días en que el suelo se abre bajo los pies.

Las&nbsp;crisis&nbsp;—sanitarias, económicas, institucionales o morales— son los&nbsp;exámenes&nbsp;que definen el carácter de los líderes y el destino de las naciones, no es la crisis la que&nbsp;marca el futuro, sino la respuesta que se da ante ella.

A veces confundimos la fuerza con el ruido, la decisión con la&nbsp;imposición, la popularidad con el liderazgo.

Nos hemos acostumbrado a que el poder se mida por la&nbsp;capacidad de dominar, no de servir; de vencer,&nbsp;no de convencer. Pero la historia enseña una&nbsp;lección&nbsp;implacable: el&nbsp;poder revela quiénes somos.

No transforma:&nbsp;desnuda.

El liderazgo auténtico no se demuestra en la calma, sino en la tormenta, cuando se pierde la ruta, cuando las&nbsp;instituciones tiemblan, cuando los&nbsp;ciudadanos desconfían, lo único que sostiene al líder es su integridad.

<h4 class="subtitle">Integridad: el límite que da sentido al poder</h4>

He aprendido —en el servicio público y en la empresa— que el poder no es un premio, sino un préstamo, y todo préstamo exige&nbsp;rendición de cuentas.

El&nbsp;deterioro ético&nbsp;de los gobiernos suele comenzar cuando los líderes olvidan esta premisa. Primero llega la&nbsp;arrogancia: la creencia de que el&nbsp;triunfo concede impunidad.

Luego, la búsqueda indisciplinada de “más”: más control, más aplausos, más lealtades ciegas. Después, la&nbsp;negación de errores. Y finalmente, el&nbsp;autoengaño.

Jim Collins&nbsp;lo explicó como la “hubris nacida del éxito”, el&nbsp;exceso de confianza&nbsp;que precede a la caída,&nbsp;Bertrand de Jouvenel&nbsp;lo había advertido antes, el poder tiende naturalmente a expandirse, y solo la integridad —respaldada por instituciones sólidas— puede contenerlo.

Por eso, no bastan los&nbsp;discursos sobre honestidad.

Hace falta&nbsp;diseño institucional: contrapesos, transparencia, evaluación, la integridad no se declama: se estructura, no es un&nbsp;rasgo individual, sino un principio que debe incorporarse en la arquitectura del Estado, sin esa estructura, la&nbsp;moral&nbsp;se vuelve retórica y la&nbsp;política,&nbsp;simulación.

<h5 class="subtitle handdrawn">El poder como servicio, no como espectáculo</h5>

El&nbsp;liderazgo ético&nbsp;parte de una premisa sencilla: gobernar es servir, no mandar. Pero en nuestra&nbsp;cultura política, el poder todavía se concibe como posesión personal.

La pregunta dominante suele ser “¿qué puedo hacer con el poder?”, en lugar de “¿qué debo hacer con él?”, esa diferencia marca la frontera entre la&nbsp;ambición legítima&nbsp;y la&nbsp;soberbia destructiva.

Cada decisión pública tiene un&nbsp;costo humano: afecta vidas, familias, oportunidades, por eso el&nbsp;ejercicio del poder&nbsp;requiere&nbsp;humildad intelectual&nbsp;y&nbsp;contención moral. La&nbsp;rendición de cuentas&nbsp;no debilita: fortalece.

La transparencia no obstaculiza: legitima, el liderazgo ético no se mide por la ausencia de errores, sino por la capacidad de reconocerlos a tiempo.

En algunos países, el perdón y la&nbsp;autocrítica&nbsp;siguen siendo vistos como signos de debilidad.

Pero&nbsp;Daniel Pink&nbsp;lo plantea con claridad: el arrepentimiento, bien entendido, es una brújula moral, humaniza al líder, reconstruye confianza y corrige el rumbo, un gobierno que sabe decir “nos equivocamos” recupera&nbsp;autoridad moral; uno que niega sus fallas, pierde la realidad.

En algunos países, los nuevos gobiernos suelen presentarse como refundaciones.

Lo anterior se demoniza; el pasado se borra; la historia comienza “ahora sí”.

se&nbsp;impulso épico&nbsp;genera entusiasmo, pero también parálisis. Andrew Blum ha señalado que una&nbsp;transición ética&nbsp;no destruye lo anterior: lo reconoce, lo corrige, lo mejora.

Un país exitoso no necesita refundaciones cada seis años, necesita continuidad con&nbsp;aprendizaje.

El cambio responsable no arrasa: construye sobre lo rescatable, gobernar no es demoler, sino reparar, las instituciones se fortalecen cuando el nuevo liderazgo reconoce el&nbsp;esfuerzo&nbsp;de quienes lo precedieron, aun con errores.

El&nbsp;perdón político, bien entendido, no exonera: madura.

El verdadero cambio no es discursivo, sino institucional, las&nbsp;políticas públicas&nbsp;deben resistir al gobernante de turno, las reglas, al capricho; las decisiones, a la popularidad momentánea, el&nbsp;legado&nbsp;no es un monumento: es una&nbsp;institución que funciona sin tu firma.

<h4 class="subtitle">Liderar en la tormenta</h4>

Si la&nbsp;integridad&nbsp;es la&nbsp;columna vertebral del poder, la crisis es su campo de prueba, los países enfrentan crisis que definen generaciones, terremotos, devaluaciones, pandemias, emergencias de seguridad.

En cada una aparece un patrón: la&nbsp;confianza ciudadana&nbsp;se quiebra cuando predomina la&nbsp;improvisación, la&nbsp;mentira&nbsp;o la arrogancia; y se reconstruye cuando hay claridad, empatía y método.

La resiliencia —esa palabra que hemos vaciado de contenido— no significa aguantar: significa&nbsp;transformarse,&nbsp;Nathan Furr y Susannah Harmon lo explican así, la incertidumbre puede ser una fuente de innovación si se la enfrenta con apertura,&nbsp;aprendizaje&nbsp;y propósito.

En tiempos inciertos, la&nbsp;confianza pública&nbsp;es el activo más frágil. Se gana con verdad, coherencia y presencia emocional.

Se pierde con manipulación y silencio, el liderazgo responsable no promete&nbsp;certezas imposibles,&nbsp;ofrece esperanza activa, esa que&nbsp;Dov Seidman&nbsp;define como “la&nbsp;confianza&nbsp;que surge de la&nbsp;acción responsable”.

El liderazgo en crisis no se improvisa, se prepara con instituciones.

Por eso es importante asumir una nueva mentalidad, construir un Estado estratégico, capaz de anticipar, planear y ejecutar con método, no se trata de tener un plan para cada imprevisto, sino de tener&nbsp;capacidades para adaptarse&nbsp;sin perder el rumbo.

Peter Drucker&nbsp;lo resumió mejor que nadie: “La&nbsp;estrategia&nbsp;solo vale lo que vale su ejecución”, las mejores intenciones se desmoronan si no hay equipos competentes,&nbsp;datos confiables&nbsp;y procedimientos claros.

En una época dominada por la velocidad y la estridencia, es necesario reivindicar la pausa, Emerson decía que “las pausas entre las frases de un sabio son tan notables como su discurso”.&nbsp;Gobernar&nbsp;también exige saber&nbsp;callar para escuchar, detenerse para pensar, esperar para decidir.

La pausa no es debilidad; es&nbsp;inteligencia, quien se toma el tiempo de escuchar evita errores irreparables, quien se precipita, multiplica el daño, en las redes sociales gana quien grita más; en el gobierno, quien acierta más, la pausa protege el juicio, y el juicio&nbsp;protege la integridad.

<h4 class="subtitle">Cinco capas de confianza</h4>

La confianza —ese intangible esencial— se construye en capas:

<ol>
	<li>Claridad y consistencia: decir qué se hace y por qué.</li>
	<li>Transparencia: explicar las decisiones y sus límites.</li>
	<li>Presencia emocional: acompañar, no pontificar.</li>
	<li>Escucha activa: corregir sin dramatismo.</li>
	<li>Coherencia: alinear palabra y acción.</li>
</ol>

Cuando estas capas se erosionan, la&nbsp;legitimidad se evapora, la comunicación eficaz, como recordaba&nbsp;Steven Fink, es tan importante como la decisión misma, no busca “likes”, busca comunidad.

La&nbsp;polarización&nbsp;ha convertido a la moderación en un&nbsp;acto de valentía, en un entorno binario, escuchar al otro es sospechoso, sin embargo, la democracia solo sobrevivirá si reconstruye su&nbsp;centro ético y democrático,&nbsp;el espacio del acuerdo, la mesura y el respeto al adversario.

El centro no es tibieza, es&nbsp;oficio. Implica defender reglas cuando a otros conviene romperlas, reconocer virtudes del rival cuando todos exigen insultarlo, y mantener la&nbsp;puerta abierta al diálogo&nbsp;cuando otros piden castigo.

Reconciliar no es gesto romántico: es una política pública.

El liderazgo íntegro no incendia: ilumina, no divide, equilibra, no promete unanimidad, construye confianza.

<h5 class="subtitle handdrawn">Tres anclas cuando todo se mueve</h5>

Cuando el huracán arrecia, el liderazgo necesita tres anclas:

<ol>
	<li>Propósito: recordar para qué se gobierna.</li>
	<li>Perspectiva: mirar más allá del corto plazo.</li>
	<li>Calma activa: actuar sin estridencia, decidir sin soberbia.</li>
</ol>

Winston Churchill&nbsp;decía que “a cada persona le llega su mejor hora”. Para México, esa hora puede ser ahora, en medio del ruido, de la&nbsp;fatiga democrática, de la desconfianza.

El propósito devuelve sentido, la perspectiva evita la improvisación y la&nbsp;calma activa&nbsp;restaura la&nbsp;confianza.

Muchos&nbsp;jóvenes mexicanos&nbsp;miran la política con hastío, y con razón, han visto corrupción, cinismo, impunidad, pero el desencanto no puede ser la coartada de la indiferencia, la salida no es el desprecio, es la&nbsp;profesionalización, antes del cargo, brújula moral, antes del discurso, evidencia, antes del aplauso, método.

El poder desnuda; por eso hay que llegar preparado, formarse, estudiar historia, entender economía, dominar tecnología, cultivar empatía, y sobre todo, mantener la&nbsp;promesa doble&nbsp;que define el&nbsp;liderazgo ético: no mentir y no humillar, la primera sostiene la confianza; la segunda, la convivencia.

Muchos países necesitan una generación de&nbsp;servidores públicos&nbsp;que midan su éxito no por el tamaño del presupuesto, sino por la profundidad del impacto.

Que entiendan que la popularidad es efímera, pero la decencia perdura.

<h5 class="handdrawn subtitle">El poder que se contiene</h5>

En la&nbsp;historia de México, los momentos de mayor avance institucional han surgido cuando alguien supo contenerse.

&nbsp;Benito Juárez&nbsp;al limitar su mandato,&nbsp;Plutarco Elías Calles&nbsp;al institucionalizar el poder; los arquitectos de la transición democrática al pactar reglas.

Hoy, contenerse vuelve a ser revolucionario, respetar la ley, aceptar los límites, rendir cuentas, escuchar al otro,&nbsp;construir sin destruir,&nbsp;esas son las formas más modernas del éxito político.

La ética no es&nbsp;obstáculo para gobernar; es su condición, sin ética, la política se degrada en espectáculo, con ética, se eleva a su propósito original, el arte serio de cuidar lo que somos.

He visto gobiernos&nbsp;colapsar por soberbia&nbsp;y&nbsp;resurgir por coherencia, he visto ciudadanos volver a creer porque alguien tuvo el valor de decir la verdad, abrir los datos, corregir el rumbo y compartir el mérito.

El poder solo vale si sabemos ponerle límites, esos&nbsp;límites&nbsp;no están en los códigos ni en las urnas, sino en la conciencia de quien decide.

La&nbsp;integridad&nbsp;no es una bandera para presumir; es un&nbsp;trabajo diario,&nbsp;silencioso&nbsp;y&nbsp;valiente, pero cuando se ejerce, cuando se rinde cuentas y se respeta el límite, ocurre algo poderoso, la gente vuelve a creer.

<h6 class="subtitle underlined">Y cuando la gente cree, la política vuelve a tener sentido.</h6>

Opinión

El poder se mide en la tormenta

Iñaki Alzugaray Arregui DETONA® una movilización nacional en *52 ciudades* de México para denunciar la inseguridad y la violencia que, según los jóvenes, se han normalizado en el país. 

Lecturas del día:

<h5 class="subtitle handdrawn">&nbsp;La indignación se intensificó tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo.&nbsp;</h5>

Como respuesta, difundieron un pliego de doce puntos que propone mecanismos ciudadanos de revocación inmediata del Jefe de Estado, elecciones extraordinarias sin influencia partidista, transparencia absoluta, auditorías independientes y una reforma profunda al sistema de justicia. 

Además, exigen la desmilitarización de la seguridad y una mayor supervisión ciudadana.

<h6 class="subtitle underlined">La jornada busca reafirmar la participación activa de la juventud en las decisiones nacionales.</h6>

Más vale tarde que nunca: Mujer pierde su cartera en el cine y la recupera ¡58 años después!

Héroes y/o Villanos

El poder se mide en la tormenta

El movimiento Generación Z convocó para hoy 15 de noviembre