¿Por qué anular el voto?
Anular el voto es una decisión surgida de dos premisas: El peligro en que se encuentra la democracia y la urgencia porque los partidos políticos vean a los ciudadanos como su mercado electoral y no como un utilitario a quien se dirigen y manipulan, pues al final de cuentas no tienen otra opción.
Sí hay otra opción, hacerles saber que sin los ciudadanos apartidistas, los partidos son nada.
Según el INE con datos actualizados, al 31 de agosto del 2023, entre los siete partidos nacionales vigentes, apenas suman 6,444,985 militantes del total de los 97,658,418 electores registrados en la lista nominal con datos al 14 de diciembre de 2023.
Apenas el 6.6 % de los electores militan en algún partido político donde sus cúpulas se reparten el pastel político y dejan al ciudadano en indefensión, pues deben aceptar los deficientes candidatos que les ofrece la partidocracia.
Recientemente, la alianza opositora convocó a un grupo de liderazgos de la sociedad civil, les invitó a sumarse a su proyecto, les pidió confianza y que entre las diferentes opciones de elección popular serían incluidos. Sucedió lo de siempre, ya tomada la foto los desecharon como a pañuelos de papel en resfriado.
Vi amigos creer en el canto de las sirenas del PRIAN para luego terminar usados y orillados.
Enfrente está la 4T y su proyecto totalitarista, ahí no se hace política ni se juega en democracia, ahí se obedece al líder posicionado como absolutista y nada más.
Frente a la frivolidad con que tratan a los electores cobra vigencia la urgente necesidad de hacer un esfuerzo como ciudadanos por salvar la democracia y al sistema político mexicano construido a golpes, sangre y esfuerzo por generaciones de mujeres y hombres patriotas.
Los ciudadanos no partidistas y no politizados son más que un simple voto, son la fuerza de la democracia, sin su participación en las urnas se derrumba el sistema y los partidos pierden, pero gana la democracia.
Sin votos no ganan.
Entiendo que quien obtenga la mayoría de los votos será presidente o presidenta de este país, pero sin legitimidad la legalidad del triunfo queda en nada.
La legitimidad la damos los ciudadanos al votar, si nuestro voto es anulado, cuenta y deslegitima la elección. Lo mismo sucedió en 1976 cuando el PRI quedó sin oposición, en 1988 cuando Bartlett presume sus dotes de mapache y tumba el sistema electoral o en 2006 cuando le roban el triunfo al entonces demócrata candidato de la izquierda, hoy convertido en su alteza serenísima del partido hegemónico.
¿Es lo mismo anular a no acudir a las urnas?
NO, el voto nulo se cuenta y vale. Veamos las estadísticas para entender su importancia y la trascendencia si el más de 93% de mexicanos electores no partidistas, decimos: ¡ya basta a las cúpulas partidistas!.
En las elecciones a gobernador en Nuevo León en 1997 los votos nulos fueron 26,712, más de la mitad a los 42,672 votos del PRD-Verde, un tercio de los obtenidos por el PT. En el 2003, fueron 42,989 votos nulos, más que los 14,934 del PRD, o todos juntos los del PSN, PAS y PMP.
En 2009 fueron 42,016 nulos, más que los 26,300 del Panal y los 5,683 del PSD.
En 2015 fueron 45,012 nulos, más que los 16,132 del PT, los 10,104 del PRD, los 10,881 de MC y los 6,536 de Morena. Lo mismo se da en 2021, donde varios partidos no suman la cantidad de votos nulos.
Otro ejemplo del valor que tienen los votos nulos: en la elección presidencial de 2018, en la estadística de Nuevo León, entre nulos y otros candidatos se superó el 3% de los votos emitidos; en contraste el PRD obtuvo el 0.72%; el Verde 1.17%; MC 1.73%; Panal 8% y Encuentro Social 1.83% del total de votos. Como se observa tuvo más poder el voto nulo que cinco de los partidos en contienda, algunos de ellos considerados de fuerza nacional.
El voto nulo es una forma en la cual el ciudadano hace valer su voz ante la indiferencia y el desprecio de los partidos políticos. Anular el voto sí cuenta.