Turistas del apocalipsis

Uno a uno, los ministros europeos, han viajado a la zona de conflicto en Ucrania. Lo hacen llevados por la curiosidad del desastre. Con el deseo de vivir en proximidad una situación de guerra.

Podemos llamarlos turistas.

Gozan de agua caliente en sus habitaciones. De sistemas de televisión en HD y a todo color. Sus guardaespaldas los conducen por calles seguras. Detallan, como lo hacen los mercadólogos, como vender a la humanidad, los horrores.

En sus dispositivos móviles, las escenas son dantescas. Esperan el cese al fuego de inmediato. No la rendición de Ucrania. Lanzan exhortos a la ONU, Putin y hasta las bolsas de valores, para especular con los precios de los productos básicos de los consumidores.

Esos turistas del apocalipsis, incluyendo los del gobierno español o de Washington, la pérdida de vidas, por parte de ambos ejércitos, no les interesa en absoluto. Solo la estructura energética, de gas y combustibles fósiles.

En ese sentido, sin adelantar la historia, Rusia ya es la gran triunfadora. Requiere finiquitar la escisión de la parte en disputa. Con esa victoria pírrica, todo el bloque europeo regresará a la normalidad.

Para esperar el invierno 2022. El impacto de los insumos rusos, como cuota revolucionaria, de un conflicto innecesario.