Lo que nadie te dirá del evento de ayer de Sheinbaum y cómo nos fue a los nuevoleoneses
Se cerraba así la gira nacional de un mes para rendición de cuentas: “La transformación avanza”.
Un sol quemante y los sudores en su jugo: de calor, ansiedad o miedo.
“Nos acorralaron”, dijo Ricardo Monreal.
Sonreía el diputado federal con un rictus forzado.
“Desde hace rato”, le contestó el senador Adán Augusto López, posando las manos en los hombros del diputado federal.
Fue apenas un susurro, con los decibeles suficientes para que lo escucharan los curiosos.
El que tenga oídos que oiga.
Monreal repitió su ironía a varios invitados especiales y en una rueda de prensa banquetera: “Nos acorralaron, de plano, nos metieron al corral, al gallinero”.
Jugaba con la semántica.
Estar en un corral no es lo mismo que estar acorralado, tiraban de la lengua de Monreal los reporteros, pero el colmilludo zacatecano no soltó más prenda.
“A ver con qué nos salen”, le dijo Adán Augusto a su colega senador Manuel Velasco, del PVEM.
La frase se prestaba a varias interpretaciones, ¿Con qué saldría la Presidenta en su mensaje? ¿Qué tan directa sería la indirecta?
Se acercó Sheinbaum al corral sin rebasar la valla.
Diez metros de distancia cuando muy poco, del gallinero, imposible darle la espalda como hace un año, saludo distante en muchos sentidos.
“Tengan para que aprendan”, dijo una subsecretaria cínica desde la primera fila.
“¿Qué tan directa sería la indirecta?”, fue la frase que más circulaba en los corrales, en los gallineros VIP del evento.
Y Monreal, habilidoso, desviaba las pláticas hacia la reforma de la Ley de Amparo, se preguntaba Monreal por qué no llega a la Cámara de Diputados la minuta para revisar las modificaciones.
¡Nunca se había tardado tanto la Cámara alta para enviar una minuta! Eso sí: nada de retroactividad; ese artículo transitorio es inconstitucional y se aprobó desde la madrugada del jueves.
Ya la había atajado Arturo Zaldívar en la mañanera.
Fingía Monreal que se enojaba por la demora, tiene bien aprendida la lección del político de manual: “no te enojes nunca; finge que te enojas para no perder control de tus emociones”.
Pero flotaba en el ambiente el chisme: fue Adán Augusto quien metió lo de la retroactividad de la reforma a la Ley de Amparo, con el argumento de que “venía la instrucción de mero arriba” e hizo el cambio en el último momento.
¿Cierto o falso? ¿El viejo truco? ¿Mano negra? El pretexto es que aún la pulían en el Área de Asuntos Parlamentarios.
Vaya uno a saber.
Comenzaba el mensaje presidencial con lo previsible.
Incluso la reverencia retórica a su antecesor, AMLO, entonces, abruptamente, la frase lapidaria de Sheinbaum: “El poder no es para enriquecerse”.
Y el remate: “La honestidad no es la excepción: es la regla, quien traiciona o roba al pueblo, enfrenta la justicia”.
No es difícil decodificar el mensaje de Sheinbaum, la dedicatoria iba derecha, a indirecta, muy directa.
Miradas masivas y lascivas hacia Adán Augusto López, incomodidad disfrazada de efigie, figura pétrea.
¿Por eso no ha avanzado la UIF? ¿Por eso no se amplía la carpeta de investigación? ¿Para esperar al pistoletazo de salida que tronaba con las pullas del mensaje presidencial?
En el templete, el gobernador Samuel García, camiseta blanca y traje, no nos fue mal a los nuevoleoneses.
Viene el tren y obras públicas de gran calado para Nuevo León, y la seguridad mejorada: casi 70% de reducción de homicidios, y un crecimiento del estado de casi 3%, muy por arriba del 1.2% a nivel nacional.