La contienda electoral por Monterrey no solo es entre candidatos y sus partidos políticos; significa también la defensa de nuestra democracia, los derechos constitucionales de los mexicanos, respeto a la división de poderes, así como al federalismo. En Nuevo León, concretamente en nuestra ciudad capital, estamos viviendo un proceso electoral amañado, antidemocrático, donde el titular del ejecutivo federal y del estado de NL, decidieron imponer a sus candidatas. AMLO impuso a Claudia Sheinbaum a través de partido Morena; y Samuel Gracia hizo lo mismo al nominar a su esposa Mariana Rodríguez para seguir ejerciendo el poder centralista e imponer la preponderancia de un partido político. AMLO es igual a Morena y Samuel García es igual a Movimiento Ciudadano. De la Garza dijo: “La democracia es un instrumento que permite a la ciudadanía a elegir a sus gobernantes; por ello, la el voto individual va a decidir libremente que su alcalde de Monterrey será Adrián y no Mariana”. Irá viniendo, iremos viendo el desarrollo de la campaña en nuestra ciudad capital, la cual es similar a lo que acontece en todo el país, lo que indica que quienes deciden al ganador, somos los ciudadanos, pero no lo son el presidente López Obrador y mucho menos Samuel García Sepúlveda.

Ante los últimos acontecimientos provocados por AMLO, y apoyados por Morena y sus aliados en el Congreso de la Unión, tales como apoderarse de las Afores de los pensionados, así como eliminar el derecho de Amparo y dar total discrecionalidad al presidente de México para otorgar amnistía, sumando la propuesta de inicio de juicio político a la presidenta del SCJN Norma Piña y la constante violación de la ley electoral por parte del presidente López Obrador... solamente los ciudadanos libres podemos detener esta barbarie del gobierno federal. La falta de agua, la contaminación de la misma, el deterior del medio ambiente, el incremento de la inseguridad en muchos estados de la República, incluyendo la CDMX, confirman que el actual gobierno está concluyendo su administración con resultados desastrosos y que afectan a toda la población, pero sobre todo a los más vulnerables. Irá viniendo, iremos viendo como la ciudadanía libre y responsable continua su labor de abatir el abstencionismo, convenciendo a los incrédulos y los arrepentidos de acudir a votar el 2 de junio para detener este tsunami de desastre llamado Morena.

Está en juego nuestro país con dos proyectos de nación: Claudia está enfocada a la continuidad, en el centralismo, en la hegemonía del partido gobierno, la polarización y el clientelismo electoral; mientras Xóchitl tiene una propuesta democrática para gobernar y vivir sin miedo, así como para brindar oportunidades a la juventud para educarse, tener empleos bien remunerados, tener un sistema de salud eficiente, y además combatir a la inseguridad, a la corrupción y a la impunidad. Ciertamente, Claudia no es AMLO, pero aprovecha el apoyo del gobierno para abanderar la candidatura de Morena a la presidencia, violando la ley electoral que prohíbe el uso de recursos públicos para hacer campaña, tal cual lo viene haciendo AMLO al usar la Mañanera para promover a su candidata o bien utilizar a los miles de servidores de la nación que son empleados públicos para promover el voto a favor de Morena y sus candidatos a todos los puestos de elección popular. En cambio, Xóchitl Gálvez es la candidata ciudadana que los partidos políticos de oposición tuvieron que apoyar para enfrentar al oficialismo en una elección de estado. Irá viniendo, iremos viendo como el electorado vota por cada una de estas dos mujeres, para tener un mejor camino a partir del 2 de junio.