¿AMLO, Samuel y Miguel Treviño serán congruentes?

La congruencia es madre de la credibilidad. Entonces, si éstos son incongruentes ¿no tienen madre?

¡Coherente no es lo mismo que Congruente!

“La emoción es la fuerza móvil y cimentadora; selecciona lo congruente y tiñe con su color lo escogido, dando unidad cualitativa a materiales exteriormente dispares y desemejantes”. -John Dewey

Entre mis colaboraciones estuve siendo editorialista por más de dos años en la estación de radio XEFB y mi entrada era:  b

"Buenas tardes vecinos pagaimpuestos",  y tocaba diferentes temas.

Uno de ellos fue ¡Coherente no es lo mismo que Congruente!

Hace algunas semanas, el amigo periodista Lomas, me comentó sobre el ser coherente y congruente.

Les planteo algunas consideraciones sobre estos conceptos:

Primero habría que señalar que ambos vocablos son parecidos, pero no idénticos.

Coherencia:

Conexión: relación o unión de unas cosas con otras. 2. f. Actitud lógica y consecuente con los principios que se profesan. Actitud lógica y consecuente con una posición anterior. “Lo hago por coherencia con mis principios” (¡ejemplo de la RAE!).

Congruencia:

Del lat. congruentia. 1. f. Conveniencia, coherencia, relación lógica. 2. f. Der. Conformidad entre los pronunciamientos del fallo y las pretensiones de las partes formuladas en el juicio. 3. f. Mat.

Expresión algebraica que manifiesta la igualdad de los restos de las divisiones de dos números congruentes por su módulo y que suele representarse con tres rayas horizontales (≡) puestas entre dichos números. 4. f. Rel. En la teología católica, eficacia de la gracia de Dios, que obra sin destruir la libertad del ser humano.

Tengo la siguiente opinión sobre la coherencia, ya que esta nos vuelve seres aferrados a nuestro pasado, inamovibles y predecibles.

En aras de este afán por ser coherentes con ese algo, a lo que llamamos que nos describe y fundamenta a nosotros mismos, nos quedamos fijados en automático, en reacciones y respuestas preestablecidas de un tiempo atrás sin dar opción a cuestionamientos y modificaciones.

Empuñamos y desplegamos  la bandera de la coherencia como si eso nos volviese mejores seres humanos, cuando en el fondo lo único que estamos haciendo es confundir una respuesta rigurosa y arbitraria, con una respuesta provechosa y realista.

Veamos unos ejemplos:

Cuando hablamos de alguien coherente, se le suelen imputar una serie de y caracteres determinados:

  • Serio.
  • Consecuente.
  • Fiable.
  • Confiable.

Si buscamos en el diccionario de sinónimos la palabra congruencia, encontramos los siguientes adjetivos:

  • Relacionado.
  • Afín.
  • Coherente.
  • Vinculado.
  • Análogo.
  • Ligado.
  • Trabado.
  • Conexo.
  • Adaptado.
  • Enlazado.

Sin embargo, no solemos hablar comúnmente de alguien en particular refiriéndonos a esa persona como “congruente”, cuando los sinónimos de dicha palabra son:

  • Conveniente.
  • Adecuado.
  • Proporcionado.
  • onforme.
  • Oportuno.
  • Exacto.
  • Preciso.

Parece que nos gusta más encontrarnos o relacionarnos con personas coherentes ancladas en el ayer, en el pasado, rígidas e inamovibles viendo siempre por el retrovisor y no con personas congruentes que son versátiles y cuyas respuestas se acomodan a las circunstancias y a las situaciones sean estas cuales sean.

 Es innegable que cuanto más previsible y predecible sean las palabras y  las actitudes y  acciones, nos proyecta la posibilidad de  que esa persona coherente nos da menos contratiempos o sorpresas y que son obedientes que siguen la línea o la consigna que se le dé.

También es indudable que en determinadas circunstancias pueden ser lastres que nos hundan en las más profundas obscuridades  de los fracasos, frustraciones a causa de su imposibilidad de racionalizar y adaptación a las nuevas condiciones que da la realidad  y, por tanto, de conseguir con ellos o junto a ellos una solución, una medida u acción,  más creativa y adaptada al contexto.

La coherencia nos lleva a una respuesta, medida a única, entendiendo esta no como especial, sino como siempre la misma.

Por el contrario, una persona congruente es aquella que actúa en cada momento según la situación, las condiciones que la realidad impone.

Es alguien coherente con las circunstancias y con el entorno en que suceden.

No es alguien de quien se pueda esperar una única respuesta, sino más bien al contrario, ofrecerá respuestas razonadas y objetivas en cada momento.

No es alguien predecible, pero sí es alguien cuya creatividad le ayudará a mantenerse a flote, ya que sus respuestas son flotadores en lugar de ser un lastre o un ancla.

  • Para ser congruente se requiere valor y empuje.
  • ser congruente te hace sentir energizado.
  • Te da vitalidad y optimismo porque cada día es una aventura que depara hechos, fenómenos, realidades cambiantes.

Para ser coherente tan solo es necesario seguir unas normas, las consignas y los dogmas que nos impongan, las que en su momento aceptases como tuyos.

Ser coherente te hace sentir apagado, desenergizado, porque cada día es igual a cualquier otro; no existe la novedad y, si aparece, te hace sentir agobiado, ya que no existen para ti las respuestas creativas y por eso cualquier cambio es una circunstancia insostenible.

Lo deseable es armonizar la coherencia, con la congruencia.

Un concluyente argumento:

“La congruencia es madre de la credibilidad”.

Ernesto Pompeyo Cerda Serna

Contador Público y Auditor. Socio del Despacho D. E. C.  y Miembro del Despacho Internacional PKF North American. Autor de los libros. Adiccionario Político. Kratologia. Literatura y Poder.