Las batallas perdidas
Muchos de ellos pertenecían a la soldadera desconocida. Heredaron tal vez tierra seca como sepultura. Apenas puñados de cal. Oraciones fúnebres entre el sitio de Puebla. La guarnición cayó en manos extranjeras.
Les debemos a cada uno las posibilidades de una nación justa. Las nomenclaturas apenas apuntalaron a los generales. Al presidente de una nación agraviada.
El pasaje a la gloria lleno de desigualdades sociales. Semillero de humildes. México es un país de altos contrastes.
Los feriados son estratégicos para huir de las urbes. Familias enteras pasean por los centros comerciales. Dentro y fuera del país. La derrama financiera de la vendimia.
Celebramos las inversiones extranjeras. El exceso manufacturero. Las nuevas invasiones llevan privilegios como visas doradas, diferir los pagos de impuestos y retirar el flujo financiero a la menor neblina de borrascas capitalistas.
De eso no existió en el siglo 19. Las guerras se resolvieron a favor de los colonialistas. Así la añeja España, la perfumada Francia, la episcopal Inglaterra y la silenciosa Portugal dieron notas de la crónica en el nuevo mundo.
Nosotros, los hijos de la diáspora, conectados todo el tiempo en la web, ya despachamos el éxodo de logros.
Solo los mayores, quienes no sufren de amnesia selectiva, rememoran el 5 de Mayo. Las asambleas en las escuelas públicas. Hace tanto tiempo. Los conjuntos corales entonando el himno nacional. No hay clases ni trabajo.
México pudo derrotar en el campo de batalla. Guiado por Ignacio Zaragoza. La segunda intervención francesa. El hito de la libertad.