Junio, el mes de la guerra

Pablo Hiriart DETONA desde Madrid: Rusia bombardea y mata mientras habla de paz; rompe el orden surgido tras la II Guerra Mundial al expandir su territorio por la fuerza, y en días recientes ha violado el espacio aéreo de la OTAN.

Es imposible predecir el futuro, aunque tampoco se puede fingir que en Europa no se escuchan pasos de animal grande, como diría el Nobel de Aracataca.

Junio será un mes de movilizaciones en las principales ciudades europeas, con el lema “No a la guerra, contra el rearme”, en un movimiento continental que será una extraña mezcla de auténticos pacifistas con incautos alentados por la propaganda del Kremlin.

Veremos a organizaciones de extrema derecha y extrema izquierda que buscan debilitar gobiernos con cualquier pretexto para fortalecerse ellas.

El principal objetivo es sabotear la reunión de la OTAN, que se celebrará los días 24 y 25 en La Haya, cuyo fin es elevar el gasto en defensa hasta cinco por ciento del PIB en los siguientes años, para defenderse de Rusia en caso de que caiga Ucrania.

“Si Ucrania cae, la III Guerra Mundial será inevitable”, señalan diplomáticos y especialistas, toda vez que Putin avanzará sobre los países bálticos que reclama para la “Gran Rusia”, más una parte de Polonia.

Y la Hungría de Viktor Órban quiere la región ucraniana de Transcarpatia (un millón 200 mil habitantes, muchos de ellos de origen húngaro).

Donald Trump parece estar captando que su “amigo Vladímir” le tomó el pelo, lo llamó “loco”, y dio dos semanas de plazo para que Rusia demuestre que en verdad quiere la paz.

Pocas cosas más peligrosas que el ego herido de un presidente megalómano expuesto al ridículo.

Rusia bombardea y mata mientras habla de paz; rompe el orden surgido tras la II Guerra Mundial al expandir su territorio por la fuerza, y en días recientes ha violado el espacio aéreo de la OTAN.

Si hay alguien convencido de que la paz se preserva con la disuasión es el nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, quien antes de asumir el cargo promovió una modificación constitucional para aumentar el techo de endeudamiento y destinar a la defensa 500 mil millones de euros en los siguientes 12 años.

A mediados de la semana pasada, Merz recibió en Berlín al presidente de Ucrania y se comprometió a ayudarlo con misiles de largo alcance, de fabricación conjunta, y con carta blanca para atacar el territorio ruso.

Merz quiere la paz y sigue el consejo de que, entonces, hay que prepararse para la guerra.

Alemania se prepara para la guerra.

¿Es eso de baja importancia?

Una primera mirada ve alentadora esa medida para disuadir a Putin, pero… hoy la primera fuerza política en Alemania es el partido de ribetes nazis AfD.

Con Alemania sin crecimiento (lleva dos años estancada), el gas caro por la guerra rusa, ayudas multimillonarias a Ucrania (Merz ofreció el miércoles a Zelenski cinco mil millones de euros adicionales “para debilitar la maquinaría bélica de Moscú”), más los aranceles de Trump y el canciller atado de manos para hacer reformas económicas, debido al acuerdo con la socialdemocracia, el panorama ya no es tan alentador como parece.

No hay ninguna garantía de que AfD no llegue al poder dentro de poco.

Alemania armada hasta las cejas, con un gobierno ultranacionalista, racista, anti-Unión Europea, que relativiza el Holocausto y líderes anhelantes de sacar a patadas a los extranjeros (fundamentalmente a los de origen árabe)… ¿es buena noticia para el mundo?

Lo mismo aplica para Rumania, Francia, Austria e, incluso, Gran Bretaña donde Reform UK del ultra Nigel Farage se ubica ya como la segunda fuerza política.

Esa incertidumbre no paraliza a los políticos profesionales que indican, con argumentos sólidos, que es momento del rearme para evitar la guerra o enfrentarla.

Imposible predecir el futuro, enseña la historia.

En 1974, Estados Unidos pactó con Irán la venta de uranio enriquecido y dos reactores nucleares, sin ninguna lógica de generación de energía (el país persa nadaba en petróleo), y al año siguiente, el acuerdo se amplió a ocho nuevos reactores, con un valor aproximado de 21 mil millones de dólares en total.

Diciembre de 1977: el presidente James Carter visitó Teherán y elogió al emperador Reza Pahlevi cuyo “liderazgo, el respeto y la admiración que el pueblo le profesa… hacen de Irán una isla de estabilidad en una de las zonas más conflictivas del mundo”.

Un año después, el Ayatolá Ruhollah Jomeiní llegó al poder en Irán y el sha buscó refugio en Cuernavaca para luego morir en El Cairo.

Sí o no al rearme, será el debate de este mes en Europa.

Una reciente encuesta de YouGov indica que entre 41 y 55 por ciento de la población de Gran Bretaña, Francia, Italia, Alemania y España cree que habrá una III Guerra Mundial en los próximos 5 o 10 años. Y que será nuclear.

Sólo los franceses creen que sus fuerzas armadas están en condiciones de defender su país.

“A las armas ciudadanos”, es el llamado de nuestro tiempo.

Mientras se atiende o desecha ese imperativo de supervivencia de un modo de organización política democrática y libre, corre la cerveza, estallan las risas y el ruido de copas en los bares bajo mi ventana las noches de miércoles, jueves, viernes y sábado.

No es molesto, sino el arrullo bullicioso de la vida que permite dormir feliz una noche más.
https://vimeo.com/1089261994
Pablo Hiriart

Nacido en Chile, emigró a México a fines de los 70. En 1980 inicia su etapa como reportero del semanario Proceso y del diario La Jornada antes de formar parte del equipo de comunicación del gobierno federal.
Desde el año 2016, participa en México Confidencial en Azteca 13, en Proyecto 40 y es Director General de información política y social del diario El Financiero, donde escribe la columna "Uso de Razón".