66 años no han servido de nada: Parte 3
No se ha hundido porque está varada en sus propias orillas pantanosas, y ni Dios se digna a salvarla porque es imposible conceder milagros a quienes no pueden salvarse ni a ellos mismos.
Hoy tristemente podemos afirmar que Fidel cumplió su gran misión de destruir a Cuba, porque supo destruir al cubano, destruir su identidad, su integridad y hasta su cubanía.
Fidel cambió al cubano por un “hombre nuevo”, menos cubano y digno. Menos responsable, trabajador, honesto y respetuoso.
Hizo a un nuevo cubano sin valores y sin amor por sí mismo, induciéndole un ADN maligno, desleal y traicionero.
Y es justamente lo que he intentado explicar a lo largo de este articulo que busca respuestas a tantas preguntas, pero haciendo énfasis en explicar el porqué el pueblo de Cuba ha soportado tanta explotación, maltrato y humillaciones.
Y hasta se niega a ser libre.
Y por más que doy vueltas, llego siempre al mismo lugar.
Cuba jamás podría ser libre mientras exista un cubano que lleve en si mismo la influencia del castrismo.
Y esto va para los cubanos de adentro y los de afuera de Cuba.
Todos somos un producto del Castrismo.
Y con ejemplos puedo ilustrarlos y si corríjanme si no estoy en lo cierto.
Empiezo por los de afuera.
Criticamos el autoritarismo de Fidel, pero quien no piense como yo, es en automático mi enemigo.
Queremos libertad para el pueblo cubano, pero desde afuera estamos planeando qué es lo bueno para Cuba; quien la gobernará, cual debe ser la
constitución que debe aplicarse, que régimen socioeconómico debe imperar y olvidamos preguntarle al cubano que está dentro, que es realmente lo que quiere.
¿En realidad estamos sugiriendo algo o tratando de imponer algo?
Y seguimos olvidando que hay que ser muy cuidadosos porque lo que menos necesita Cuba el día de hoy es que suceda lo mismo del 59, donde no hubo cambio alguno y solo se sustituyó a una dictadura por otra.
Cuba está demasiado dañada, como para aguantar otra dictadura, aunque se diga democrática.
Ya basta de engaño. Reconozcamos que Fidel murió pero que todavía no lo dejamos ir.
Y no lo dejamos ir, porque Fidel hizo al cubano, como Dios hizo al hombre; A su imagen y semejanza.
Y me imagino a esa gran muchedumbre de cubanos exclamando a viva voz:
“¡Qué coño está diciendo ese comepinga!”, pero les juro que es la “puritita verdad”.
¿Quieren un simple ejemplo?
Ahí les va: Fidel no le gustaba trabajar ni nunca trabajó. Se graduó de la Universidad, pero nunca ejerció como abogado. En su juventud fue un pandillero, sin respeto por nada ni por nadie. Y llegó al poder simulando una revolución del pueblo y para el pueblo, prometiendo puras mentiras que jamás cumplió y haciendo todo lo contrario con un denominador común en todo lo que hacía: destruir, destruir y destruir.
Veamos ahora nuestra realidad.
¿Qué somos?
Pues el resultado de 63 años de dictadura marxista, leninista estalinista y Fidelista.
Somos el engendro de un engendro del mal. Unos mejores que otros, o menos malos que otros, pero somos eso.
El resultado de una cultura de quítate tú, para ponerme yo.
El resultado de un pueblo polarizado y dividido en etiquetas que no solo existen en la mente de un izquierdoso malformado, sino que las inoculan en nuestro genoma.
El resultado de un nefasto resentimiento que se transmite de generación en generación con la particularidad, que mientras más te alejas de la raíces cubanas de los años 50’s más marcado es ese resentimiento.
Todo lo malo que me pasa es culpa de ese pasado capitalista que es el opio de los pueblos.
Y BLA, BLA, BLA… Nada es mi culpa porque no soy responsable ni de mi mismo.
Y así han llegado a los Estado Unidos, y a todo el mundo, miles y millones de cubanos.
La primera gran migración de los años 60's, después la migración de los presos políticos que iban siendo liberados por las presiones internacionales, después los marielitos, después los balseros y, por último, el goteo continuo de cubanos que han salido al exilio posterior al famoso y mal llamado periodo especial de los años 90’s.
Todos cubanos, pero con una pequeña particularidad: Mientras más influencia tenía esa persona del castrismo, menos valores y “menos buenas” personas eran. Con todo respeto.
Pero, aunque sea metafórico, es el resultado del daño antropológico que hemos vivido.
Y pongo otro ejemplo:
Hoy en el año 2022, la gran mayoría de todos los cubanos que han llegado en las tres últimas décadas al exilio, lo hacen a imagen y semejanza de Fidel y salvo contadas excepciones, son generaciones acostumbrada a que le hagan y le den todo y lo peor de todo es que han sido educados para recibir todo gratis, sin trabajar, sin esfuerzos.
Todo gira alrededor de la “Ayuda”, claman desesperadamente buscando las “food stamps” y el Medicaid, dos programas subvencionados por el gobierno.
Son generaciones que no quieren trabajar en cualquier cosa.
¡Qué va, man! ¡Yo no puedo ensuciarme de grasa! Y los ves bien vestidos, elegantes con sus gafas estilo Matojo, hablando todo el tiempo por el celular, que, dicho sea de paso, también lo subvenciona el gobierno y pensando en cómo volver a la isla en cuanto le den el “green card”, llenos de pacotilla para poder especular de las maravillas del exilio y de ese imperio del que tanto se quejan.
Es la generación que vive con el cuerpo en el exilio y la mente en Cuba.
Es la generación que le crece la panza en el exilio, pero se quejan de lo caro que es todo en este despiadado capitalismo que nos explota y nos somete al proletariado, pero eso sí, forjados en la doble y hasta triple moral inculcada por la Dictadura que les permite vivir del cuento si es que sus mente les da la posibilidad de escribirse su propio cuento.
¿Díganme si no son Fidel a imagen y Semejanza?
Amigos, esa es nuestra historia. Nuestra triste historia que podría cambiar a una linda historia si empezamos a escribir nuestra propia historia con base en la historia bien contada.
Tenemos que deshacernos de castrismo que llevamos tatuados en nuestro ADN, si en verdad queremos ver a una Cuba libre, pero libre de todo el mal que nos han hecho.
Tenemos que empezar a mejores personas, a ser una comunidad unida, trabajadora, y digna de haber recuperado nuestra autentica cubanía e identidad.
Si no empezamos por ahí, Cuba jamás será libre.
Lo más triste de todo esto es que no somos solos los cubanos, no aquellos que han ido a colonizar con doctrinas a otros hermanos latinoamericanos.
La gran epidemia del socialismo del siglo XXI es una realidad permeando al continente.
Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, Chile y México.
Idealistas trasnochados que aún no despiertan o intentan despertar en esos años, donde el régimen cubano vendió al continente sus mejores años de esplendor socialista. Pero todo fue una mentira.
Nunca hubo años de esplendor socialista en Cuba.
Todo fue una mentira que escondía una época triste, gris y sangrienta para el pueblo cubano.
Pero vendieron la mentira tan disfrazada, que todos querían ser como Cuba, pero lo único que sabían de Cuba es que había Educación y Salud Gratis.
Y hasta eso era mentira. Nunca fue gratis.
Solo fue una moneda de cambio y objeto de chantaje.
No te quejes, no protestes y no te manifiestes, porque tienes Educación y Salud gratis.
En ningún lugar de América lo hay. Ni en los Estados Unidos…
Y así les creímos las mentiras.
Cuando estuve en México en los años 90’s pude comprobar con mis propios ojos que la educación era publica al igual que salud.
Y también pude comprobar que el mexicano no valoraba ese país maravilloso que tenía. Un día le dije a un amigo, idealista y medio socialista que conocí en esa época: Amigo, ustedes van a aprender a valorar este México que tienen, el día que lo pierdan.