Y yo le dije que no
Hoy y mañana deberán publicarse las encuestas de popularidad de la presidenta Sheinbaum actualizadas con los números de abril.
De no ocurrir algo extraordinario, seguirá registrando una aprobación del orden de 80%, que al séptimo mes de gobierno en el México de la violencia y el nulo crecimiento económico es una cifra entre excelente y asombrosa.
En algo tendrá que ver la lucidora imagen que ha sabido labrar ante el pendenciero y buleador Trump.
Ha sido la mujer serena, elegante e inteligente que no se asusta con las bravatas, pero tampoco comete el error de envalentonarse ante un poderoso de ese tamaño.
Llama la atención la sencillez, diríase que la facilidad con que lo ha logrado
- Trump manotea, amenaza.
- Sheinbaum responde ecuánime.
- Él retrocede, concede, incluso la elogia.
Todo le sale.
El fin de semana dijo que Trump le propuso enviar militares a México para combatir a los grupos criminales, a lo que respondió con un económico: no.
¿Será cierto?
Qué más da, es verosímil, creíble.
Sheinbaum y su equipo han actualizado con talento el viejo lema de hay que mentarle la madre a los gringos de vez en cuando en un eficiente y rentable: Trátalos con firmeza y respeto, negocia lo que se pueda y no quieras tomarles el pelo.