Cruz Azul termina con sus fantasmas
Todo un hito deportivo nacional fue el campeonato del Cruz Azul, que por novena ocasión en su historia se proclamó monarca de la Liga MX.
Atrás se dejó una historia de amargura, drama, suplicio y “ya merito”, estigmas que sacudieron sus aficionados para darle la bienvenida a un equipo ganador que, tras 23 años y 5 meses de no levantar el título doméstico, por fin vio cristalizado sus sueños.
Porque aunque muchos nos burlábamos del Cruz Azul y el famoso término “cruzazulear”, el cual ayer por poco vuelve a recobrar vigencia, la realidad es que el cuadro cementero, también apodado como “La Máquina”, nunca dejó de ser grande.
Para muestra la gran afición que salió durante la noche de ayer a festejar en lugares emblemáticos como La Minerva de Guadalajara, la Macroplaza de Monterrey y, por supuesto, el Ángel de la Independencia.
Cruz Azul es más que una cementera, una cooperativa, un pueblo (Jasso, Hidalgo) y un equipo de futbol.
Se volvió un estilo de vida entre el sufrimiento y el dolor deportivo.
Quizás ha sido la franquicia que más ha crecido vertiginosamente en pocos años, cuando a finales de los 60 pasó de jugar en un pueblo del estado de Hidalgo al estadio Azteca de la Ciudad de México.
Las hazañas de aquella “Máquina” de los 70 (que consiguió 6 títulos en esa década), cuyo apodado es acuñado al narrador Ángel Fernández, hicieron que la semilla de aficionados, a nivel nacional, germinara en lo que es hoy.
Uno de esos casos fue Antonio Sánchez Ramírez, profesor de un servidor de la Universidad, oriundo del Mante, Tamaulipas, y cuya afición creció leyendo las crónicas en el periódico "Esto" de aquel equipo conformado por figuras como Miguel Marín, Fernando Bustos, Gustavo “Halcón” Peña, “Kalimán” Guzmán, Octavio “Centavo” Muciño, entre otros.
Otro, el padre de quien esto escribe, Eleazar Reyna Mendoza, que por llevarle la contra a los amigos de su barrio, en la colonia Cementos de Monterrey, nunca se perdió una transmisión del Canal 2 nacional, el cual pasaba los partidos del Cruz Azul, y su gusto por el equipo creció inspirado por el argentino Miguel Marín, afamado portero, considerado uno de los más grandes de nuestro balompié.
Hoy la historia regresa a Cruz Azul al lugar donde pertenece: el sitio que nunca debió haber perdido, aunado a su brillante campaña de 40 puntos, entre los que destacan 12 partidos ganados de forma consecutiva.