Opinión

A los políticos de cuarta

Por: Noé Aguilar Tinajero, miembro del Consejo Plumas Azules.
https://vimeo.com/1089261994
https://vimeo.com/1015118818

“Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”, reza una frase atribuida a Voltaire. 

En ella se sintetiza el valor de la libertad de expresión y el respeto al pensamiento diverso: principios que deberían ser pilares de toda democracia. 

Sin embargo, en el México actual, estos valores parecen estar siendo pisoteados por quienes, paradójicamente, se dicen defensores del pueblo.

Los seguidores y representantes de la llamada “Cuarta Transformación” —incluyendo a su  nueva presidenta— han mostrado, con sus discursos  y actitudes, un desprecio preocupante por quienes piensan diferente. 

Han hecho de la descalificación su forma de diálogo: llaman “fifís”, “neoliberales” o “conservadores” a quienes critican su gestión o denuncian actos de corrupción. 

Muchos repiten estos calificativos sin entender su significado, simplemente porque los escuchan cada mañana en boca del líder que los adoctrinó.

El apoyo ciego a la candidata impuesta —porque no fue elegida en libertad— refleja no solo una manipulación política, sino un profundo desinterés por el análisis crítico. Claudia Sheinbaum representa una visión ideológica ajena a las raíces de la mayoría: es judía, masona y públicamente alejada del catolicismo, fe profesada por más del 80% de los mexicanos. 

¿Acaso no es eso una contradicción para quienes se dicen “guardianes de los valores del pueblo”?

Los seguidores de la 4T han renunciado al pensamiento propio para abrazar consignas. 

Ignoran —o no quieren ver— que México pertenece a todos,  no solo a una ideología disfrazada de movimiento popular. 

El país no puede reducirse a un proyecto autoritario que impone jueces, controla el Congreso y manipula el discurso público para perpetuar el poder.

El comunismo, al que muchos de estos políticos coquetean sin saberlo, siempre ha utilizado la miseria y la ignorancia como instrumentos de control. 

La historia lo ha demostrado. 

A los pobres se les promete todo, pero se les da lo mínimo, lo justo para mantenerlos callados. 

Programas sociales, clientelismo, y amenazas veladas a quienes no se alinean son ahora parte del manual político de la 4T.

Hoy, la presidenta “del pueblo” ya comenzó su mandato subordinando al Poder Judicial con argucias políticas y legales. 

Así, los tres poderes del Estado quedan bajo una misma voz. 

La democracia está en peligro, y muchos aún no lo entienden.

Es urgente recuperar la capacidad de disentir con respeto, de debatir sin odio y de defender la pluralidad de ideas. 

No hacerlo será condenarnos a un autoritarismo que avanza disfrazado de justicia social. 

Ojalá no sea demasiado tarde cuando los más vulnerables —los mismos que hoy celebran— despierten del engaño.