¿Qué pasaría si Zohran Mamdani, ganador ayer de la alcaldía de NY, gobernara Monterrey?
¿Cómo nos iría con ellas? te lo adelanto, muy mal.
Mamdani, musulmán chiita, propone básicamente tres cosas, congelar la renta de las viviendas —añadiendo la construcción de 200,000 más por cuenta de su gobierno—, camiones urbanos gratuitos y tiendas municipales a muy bajo precio.
En suma, populismo caro. Desde luego, las fuentes de ingreso y las partidas presupuestales de las alcaldías en México son muy diferentes a las de Nueva York.
No podrían aplicarse las mismas propuestas, pero hagamos un ejercicio de historia contrafactual. A veces es bueno fantasear.
Mamdani dice que su plan a corto plazo es reducir el costo de la vida de la clase trabajadora, la intención vale la pena; sin embargo, tal como se plantea, es inviable.
Mamdani quiere $800 millones de dólares para el transporte público, $100,000 millones para vivienda pública y $60 millones anuales para sus supermercados municipales, una fortuna colosal.
Donald Trump ya advirtió que frenará todos los fondos federales destinados a Nueva York si Mamdani insiste con sus sueños guajiros, al menos en esto, Trump hace bien, 10% del presupuesto de Nueva York depende de transferencias federales.
Lo suficiente para meterle el pie al programa de gobierno de Mamdani.
Y te cuento lo peor.
La deuda pública en Nueva York ya tocó techo, los recursos están comprometidos hasta 2033.
En cuanto a los camiones públicos gratuitos, existen a la fecha cinco líneas de transporte gratis que, al cabo de un año de experimento, han resultado un rotundo fracaso.
Mamdani quiere amplificar ese fracaso a toda la red de transporte urbano, con la correspondiente congestión de la demanda, nadie en su sano juicio podría esperar otra cosa.
¿Supermercados municipales que compitan con los privados? ¿Que impliquen una gestión eficiente de suministros? ¿Que exijan logística compleja? ¿Que acaban alimentando al monstruo hambriento del clientelismo electoral?
El populismo, así sea local, estatal o federal, es un boomerang: más temprano que tarde se le revierte al gobernante soñador y fatuo, y los contribuyentes acabamos pagando los platos rotos.
Además, ya se sabe que la inflación es el impuesto de los pobres.
¿Qué ejemplo nos da entonces Zohran Mamdani a los regiomontanos si su programa de gobierno es una narrativa retórica y hueca? Su personaje.
Mamdani ha sabido inventar, con maestría incomparable, un personaje cercano a la gente, un político que no se cree superior a sus vecinos ni rehúye a sus gobernados.
Esa calidez afectiva es lo que extraño en los aspirantes a cargos de elección popular en Nuevo León.
Aquí los políticos se sienten tocados por el dedo de Dios y bordados a mano.
¿No convendrá mejor jugárnosla con un “no político”? Mi respuesta es que sí.