Nearshoring, la oportunidad mexicana

El nearshoring es una oportunidad y México ya no puede dejar pasar más este potencial para su crecimiento y desarrollo.

El comercio internacional desde siempre ha sido una actividad capital para las economías nacionales; sin embargo, al conformar organizaciones o acuerdos metanacionales que integran geográficamente un conjunto de países donde buscan aprovechar de manera más eficiente sus recursos y habilidades dieron pie a grandes acuerdos comerciales.

En este sentido, durante los últimos 30 años la integración de estos mercados o zonas geográficas especializadas derivaron en la conformación de áreas que ofrecían ventajas comparativas para ensamblar, sembrar y enviar productos o materia prima para el desarrollo de las actividades sustantivas de cualquier país.

No obstante, la pandemia y la afirmación de tendencias políticas que han generado conductas sociales que consolidan ideas y valores chauvinistas han puesto serios obstáculos para la continuidad de esta tendencia; de hecho la pandemia puso en riesgo la cadena de producción y suministro, elevando los costos logísticos del traslado de bienes y materias primas.

De acuerdo con el Índice EAX, operador logístico, el traslado de bienes pasó en 2020 (antes de la contingencia) de 2,000 dólares por transportar vía marítima un contenedor de 40 pies a más de 6,000 dólares en ese año, hasta alcanzar un pico de 15,000 dólares para estabilizarse en 3,700 dólares en promedio.

Destacando lo anterior ya que según la Organización Marítima Internacional (OMI), más de 80% de las mercancías a nivel mundial se transportan por mar. 

Por tal motivo, y ante la incertidumbre que supone el brote de nuevas contingencias sanitarias, aparece una nueva alternativa que es el nearshoring:

Una práctica de negocios donde se considera antes que el costo de la mano de obra, la confianza y la certeza de que la producción y distribución de bienes mantendrá ciertos niveles de continuidad, más allá de que no representen e incluso aseguren no ser los menores costos en el proceso de producción.

En este contexto, México guarda una posición geográfica estratégica y ventajosa al encontrarse junto a la economía más importante a nivel global; en ese sentido, México debe trabajar decisivamente para afirmarse como un mercado atractivo para el nearshoring, para lo cual requiere mejorar su seguridad, su infraestructura y sobre todo su educación, y que esto permita pasar de ser una nación manufacturera a una nación con un capital humano preparado, competitivo e innovador.

En palabras de Alejandra Vargas, analista bursátil de Grupo Financiero BX+, señala: “Creo que si México toma la iniciativa y generamos facilidades para hacer todavía más eficientes las cadenas de suministro, podríamos lograr un impacto positivo en la logística de varias empresas, lo que efectivamente nos convertiría en un centro logístico importante, pero antes hay que tomar en cuenta que para este gran paso hay que ofrecer certidumbre y confianza, así como también generar inversiones que vayan acorde a los planes de las compañías; es decir, energías verdes, infraestructura tecnológica, entre otros”.

El nearshoring es una oportunidad y México ya no puede dejar pasar más este potencial para su crecimiento y desarrollo.
Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.