¿Por qué beneficia a NL que el INR muestre que la popularidad de Samuel García rebasa el 70%?
Resulta revelador que, en este concentrado estadístico del INR —basado en análisis demoscópicos de la Director of National Intelligence (DNI), que sirven para generar informes estratégicos dirigidos al Departamento de Estado—, el gobernador mejor calificado en nuestro país sea Samuel García, de Nuevo León, con porcentajes superiores al 70% en aceptación popular.
Estos datos apuntan a que el INR pueda enfocar acuerdos con gobernantes locales donde haya más confianza social en las autoridades.
Y, a la inversa, cuando la popularidad es muy baja o va en franco declive (como en el caso de la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar), se usan para anticipar crisis de liderazgo en la región y predecir ajustes políticos en temas de seguridad regional, altamente sensibles en épocas recientes para los norteamericanos.
Por ejemplo, según datos del DNI filtrados a ciertos medios, en este mismo lapso del sexenio anterior al de Samuel García.
Es decir, el de Jaime Rodríguez Calderón, la aceptación popular del “Bronco” apenas rebasaba el 20%. Un evidente desmoronamiento de la imagen del gobernante, con el consecuente riesgo de caer en ingobernabilidad. Estuvimos al filo del precipicio.
Otro ejemplo: el porcentaje de popularidad de la presidenta Claudia Sheinbaum ronda el 80%, un porcentaje alto que, al igual que en el caso de Samuel García, lleva a contrastar significativamente el resultado verificado de agencias demoscópicas como el Pew Research Center o el Wilson Center con la opinión publicada por periodistas o analistas políticos, que marcan una desconexión con el auténtico clima político imperante.
¿Es bueno para los nuevoleoneses que, al margen de tendencias personales, el gobernador Samuel García goce de un bono renovado de aceptación popular?.
Sí, entre otros motivos, porque alienta la inversión extranjera directa, da confianza a los mercados regionales y afianza la seguridad crediticia del estado.
Al margen del uso que se le dé a estos datos porcentuales del otro lado del Río Bravo —terreno vedado e incierto—,