Genocidio
Los activistas pasaron el lunes en los programas de radio y televisión, dieron testimonio y repitieron que su viaje fue un llamado para que el mundo deje de mirar con indiferencia un genocidio.
Genocidio, lo nombra también el gobierno de España, no la mayoría de las democracias europeas que, a dos años del inicio de esa crisis demoniaca, prefieren jugar al malabarismo que enemistarse con el régimen de Netanyahu y lo que ello significa.
Europa aparece cada vez más dividida entre quienes, como la activista Greta Thunberg (otra viajera de la flotilla) gritan que “los gobiernos están alimentando éste y otros genocidios”, y encomiables figuras, como el ajedrecista y exiliado de la tiranía de Putin, Gari Kasparov, quien aseguró en una entrevista que el conflicto en Gaza es la mayor distracción respecto a los retos globales, en especial la guerra de Ucrania.
De ahí la relevancia de que ayer, por segunda ocasión, la presidenta Sheinbaum, figura mundial, expresara algo que debe arder en los oídos de Tel Aviv: “Estamos en contra de la agresión a civiles en Palestina, en Gaza, que catalogamos de genocidio”.