¿Qué tiene que ver el pésimo desempeño de los diputados locales con una canción de Sting?
Sin embargo, es la peor no por el motivo que esgrimen la mayoría de los colegas analistas, quienes confunden síntoma con enfermedad.
Que los legisladores locales tengan un rezago de casi 90% de las iniciativas presentadas, es síntoma, no enfermedad. Que los diputados locales tengan pendientes más de 780 iniciativas por dictaminar es síntoma, no enfermedad.
¿Cuál es entonces la enfermedad que confundimos con el síntoma?
Va: por vanidad, egolatría o agenda personal, muchos diputados locales presentan iniciativas muy inspiradoras, pero sin cabildear. Y el buen legislador es un buen cabildeador, no nada más un buen publicista de sí mismo en medios y redes.
¿Quiero decir que muchos diputados locales presentan iniciativas para presumir y sacarse una selfie, sabiendo que nunca se aprobarán? Sí. Extravían el camino.
Sin contar, por supuesto, a los diputados locales que son flojos esféricos: es decir, por donde se les vea.
Se van de vacaciones a la mejor provocación, votan desde su celular en Las Vegas (si no les han retirado la visa) y se pasean en su carro nuevo, a cuenta de los contribuyentes.
El remedio puede ser formar comisiones extras o secundarias en asuntos clave, como Puntos Constitucionales y Hacienda del Estado, o pedir que no vacacionen los presidentes de las principales comisiones.
O meter el titipuchal de iniciativas en una sola, u operar todos los remedios al unísono, empero, la vanidad o el ego corroe cualquier remedio sensato.
Ahora respondo la pregunta del título: ¿qué tiene que ver la canción “Fragile” de Sting con la incompetencia de la 77 Legislatura?
El ser humano es frágil cuando es víctima de la guerra o de la violencia. Y si esto es verdad, Sting también se refiere a que la fragilidad no sólo es física (enfermedad y muerte) sino moral (mezquindad y egolatría).
“How fragile we are”, se lamenta Sting.
“Qué frágiles son nuestros diputados locales”, nos lamentamos los nuevoleoneses.