Aquí vivió Clemente Sánchez

Bueno, y también así vivió... y murió.

¿Quién? Pregunté al chofer, ignorando si se había dirigido a mí o simplemente los recuerdos se habían manifestado en voz alta mientras el ecotaxi avanzaba, flanqueado por las vías del tren en esa avenida de la Colonia Industrial.

Era un campeón mundial de box, por aquí tenía una cantina que atendía, es lo que obtuve por respuesta.

Para un aficionado casual del boxeo el nombre no decía mucho, pero vivir cerca de la casa de quién ha ganado un título mundial, combinado con la historia del bar prometía demasiado.

Descendí del vehículo a las pocas cuadras pero la curiosidad por conocer a tan cercano y a la vez distante personaje del folclore regiomontano ya había despertado.

Avoqué mis siguientes días en averiguar tanto como pudiera del mencionado peleador y su historia es tremenda.

Clemente Sánchez Xicoténcatl.

Nacido en la colonia Industrial el 9 de julio de 1947,  el mayor de 5 hijos de un exboxeador profesional, Horacio Sánchez.

Debutó en el boxeo profesional a los 15 años el 23 de Marzo de 1963, bajo la dirección de Jesús Espinoza, habiendo sido campeón local de los guantes de oro.

En su décimo octava pelea despoja del invicto a Ricardo Arredondo, quién 4 años después también llegaría a conquistar un cetro mundial.

SHIBATA

La carrera de Clemente era de altibajos y parecía no ir a ningún lado cuando los manejadores del campeón mundial pluma, Kuniaki Shibata decidieron tener una defensa fácil del título mundial que había arrebatado a Vicente Saldívar. Venía su gran oportunidad.

El 19 de mayo fue la fecha pactada y Kuniaki marchaba como claro favorito en las apuestas, si bien Clemente era conocido por su determinación y valentía en su patria, en la tierra del sol naciente era considerado acaso un poco más que un entrenamiento pagado para el nipón.

A iniciar la batalla Clemente tenía plena conciencia que esta sería su única oportunidad y salió a dejarlo todo sobre el encordado, los primeros dos rounds han sido devorados por el paso del tiempo pero lo ocurrido en el tercer capítulo quedará para siempre en la memoria.

El japonés busca a Clemente con golpes curvos y este capea el vendaval mientras hace distancia con su jab; continúa midiendo a su rival con un jab al cuerpo cuando una combinación de 1-2 desató la locura en el Auditorio de la Universidad Nihon.

¡El campeón estaba en la lona!

 Kuniaki se puso de pie al conteo de cinco sólo para añadir dramatismo a la escena, al sexto segundo el aún campeón estaba de nuevo en la lona completamente separado de su conciencia, al conteo de 8 sabedor de su inminente victoria Clemente Sánchez inició su marcha hacia la esquina roja, mirando de reojo el momento en que el conteo de 10 lo convirtiera en Campeón del Mundo.

Si la vida del boxeador fuera un cuento, todo hubiera terminado aquí, o quizá con esa sonrisa inmortalizada en su cuarto de hotel, mientras sostiene un periódico local que narra la proeza del mexicano desconocido, o en la recepción que tuvo en su vuelta a México donde infinidad de fiestas y demás invitaciones tuvo a su disposición el nuevo campeón mundial de peso pluma.

El apego a cuidar la dieta nunca había sido su fuerte y visiblemente alejado de la disciplina que el boxeo requiere, en agosto del mismo año se planta a hacer una pelea de preparación contra Enrique García Muñoz, púgil oriundo del Distrito Federal y futuro campeón nacional pluma quien lo vence fácilmente.

Pero venían cosas peores…

El 16 de Diciembre de 1972, en la Monumental Plaza de Toros de Monterrey, teniendo como rival a José Legrá, Clemente defendería su Campeonato, pero lo acontecido en el combate con García era apenas el preámbulo de la tragedia: ¡Clemente Sánchez perdía el campeonato en la báscula!

El campeón marcaba 129 libras, 3 por encima del límite y se negaba a entrar al vapor para dar el peso ante la insistencia de Jesús Espinoza.

Lo que siguió es parte de las páginas más tristes del boxeo regiomontano, se cuenta de las rechiflas que acompañaron a Clemente camino al cuadrilátero, es verdad que perdió el campeonato, pero lo que más duele es que nos digan que Clemente Sánchez, el monarca de la Industrial fue completamente dominado por 10 rounds, puesto en la lona 11 veces, 2 veces en el primer asalto, 3 en el segundo, 1 vez en el sexto, 4 veces en el noveno y una más en el décimo, cerrando una de las más disparejas peleas por el Campeonato del Mundo.

El sueño había terminado.

Dejamos atrás al Clemente campeón del mundo, pasamos por alto a aquél que regresó 2 años después buscando recuperar el tiempo perdido pues a los 27 era ya un viejo en el ring, su último combate, en agosto de 1975 fue una derrota a manos de un desconocido, Álvaro Rojas, con récord de 4-4, se retiraba con tan sólo 28 años.

Comenzó la historia del Clemente desconocido, aquel que tuvo todo para ser el ídolo del pueblo y ahora se contentaba con atender una cantina y vivir de recuerdos pero la tragedia no lo dejaría por mucho tiempo y la Navidad de 1978 al filo de las 3 de la madrugada se vio envuelto en una disputa de tránsito que terminó en el cruce de Colón y Cuauhtémoc, 2 disparos acababan con la vida de Clemente Sánchez.

Se cerraba la historia del púgil surgido de la Industrial que fue a Japón por la gloria, volvió con ella para perderla tristemente y permanecer en el olvido.

Gracias a ese fortuito viaje en eco me decidí a hacerle un poco de justicia y cada que paso por la Colonia Industrial yo también comento en voz alta:

Aquí vivió Clemente Sánchez.
Fernando Broca

Licenciado en Gastronomía, Maestro y Árbitro Nacional de ajedrez, boxeador de azotea debutado y retirado el mismo día. Apasionado de la lucha, números e historias que rodean todo deporte. Columnista en diversos medios impresos y digitales.