De plazas cívicas duras a bosques urbanos

Alfonso Martínez Muñoz DETONA® la tendencia global de reverdecer las ciudades.
https://vimeo.com/1091444957
Durante gran parte del siglo XX, el urbanismo priorizó las grandes superficies de concreto y piedra como símbolos del poder civil y religioso. 

Espacios abiertos, monumentales y rígidos, donde predomina la estética de la amplitud sobre la lógica ambiental o social. 

Sin embargo, en el siglo XXI esta visión está siendo replanteada en todo el mundo: la transformación de espacios “duros” en plazas arboladas, parques y corredores verdes se ha convertido en una tendencia global. 

La evidencia científica lo respalda.

El estudio de McDonald et al., publicado en People and Nature (2023), muestra que existe una tensión entre densidad urbana y naturaleza, pero que ésta no es insuperable. 

Como señalan los autores: “Un mundo urbano que sea denso y verde es posible, siempre que la planificación urbana incorpore activamente los tipos correctos de intervenciones” (pp. 94-95). 

Disponible en acceso abierto aquí: https://doi.org/10.1002/pan3.10423

Esto significa que las ciudades pueden crecer en población y al mismo tiempo ganar en áreas verdes, siempre que adopten políticas y diseños adecuados.

Algunas ciudades ya han dado pasos firmes en esta dirección. 

En París, la emblemática Plaza de la República fue completamente rediseñada en 2013: donde antes había más asfalto que árboles, hoy existen zonas peatonales sombreadas, fuentes interactivas y mobiliario urbano que fomenta la convivencia. 

En Nueva York, la recuperación de Times Square y de la Herald Square transformó intersecciones dominadas por automóviles en zonas peatonales con mobiliario, árboles en macetones y espacios de encuentro ciudadano. 

Aunque no son parques en el sentido tradicional, representan el cambio de paradigma hacia plazas vivibles y verdes. 

Otro caso paradigmático es el de Singapur, que ha llevado al extremo la noción de integrar naturaleza y urbanismo. 

La política de “ciudad en un jardín” ha promovido techos verdes, muros vegetales y corredores arbolados en avenidas y espacios públicos que antes eran dominados por el concreto. 

La investigación de McDonald et al. recuerda que “las intervenciones verdes pueden tomar muchas formas, desde árboles en las calles hasta techos verdes, dependiendo de la tipología de la forma urbana” (p. 92). 

Es decir, no existe una fórmula única: cada ciudad adapta las soluciones de acuerdo con su historia, clima y contexto, pero el principio rector es el mismo: sustituir el exceso de cemento por vegetación y sombra.

Esta transición no es solo estética. 

La arborización de las plazas y espacios públicos reduce las islas de calor urbano, mejora la calidad del aire, captura carbono, promueve la biodiversidad y, sobre todo, devuelve a los ciudadanos espacios más habitables y saludables. 

El siglo XXI será recordado como el momento en que las ciudades comenzaron a reconciliar densidad y naturaleza. 

Los viejos símbolos de modernidad —plazas desnudas de cemento, avenidas sin sombra, explanadas inertes— están siendo reemplazados por nuevos monumentos vivos: parques, árboles y jardines en el corazón de las urbes. 

Como concluyen McDonald et al., “con las políticas adecuadas, las ciudades pueden lograr simultáneamente los objetivos de densidad y verdor” (p. 96). 

La transformación de los espacios duros en espacios verdes no es una moda pasajera: es una respuesta estructural y necesaria a los desafíos ambientales y sociales de nuestro tiempo.
https://vimeo.com/1089261994
https://vimeo.com/1015118818
Alfonso Martínez Muñoz

Tiene un doctorado por la Facultad de Agronomía y Forestal en la Universidad de Gotinga, de Alemania. Cuenta con un post grado en el Colegio de Recursos Naturales de la Universidad Estatal de Utah. Se especializó en Gestión Ambiental Urbana en Singapur. Es Sub Secretario del Medio Ambiente del gobierno de Nuevo León. Ha trabajado en el Plan Integral de Gestión Estratégica para la Calidad del Aire (PIGESA), uno de los pilares de la actual administración estatal. Participó en la Conferencia de las Partes (COP) del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). El evento tuvo lugar en Cali, Colombia y fue invitado por el gobierno de la Gran Bretaña.