El futuro medido en generaciones

Carlos Chavarría DETONA® La Urgencia de las Métricas de Impacto Intergeneracional para México
https://vimeo.com/1091444957

El Cautiverio y ataduras del Corto Plazo

México se encuentra en una encrucijada crítica, la ambición política ha quedado, lamentablemente, confinada a un ciclo de metas sexenales.

Este sistema nos somete al cautiverio del corto plazo, donde el éxito se malinterpreta como la mera ejecución del gasto público y la inauguración de logros instrumentales inmediatos.

El verdadero fracaso de la nación no es el déficit presupuestario coyuntural, sino la herencia de problemas sistémicos que transferimos, intactos e incluso agravados, a las futuras generaciones.

La única vía para asegurar una prosperidad duradera es redefinir radicalmente el concepto de éxito nacional.

Para lograrlo, se requiere un cambio de paradigma ineludible, la adopción obligatoria de Métricas de Impacto Intergeneracional.

El éxito nacional no puede medirse por la gestión de un solo sexenio, sino por el avance progresivo y verificable hacia metas estructurales proyectadas a un horizonte de 20 o 30 años o mas.

 

La Insuficiencia de los Indicadores Tradicionales

Nuestros indicadores actuales, si bien son necesarios para la gestión operativa, resultan insuficientes y, lo que es peor, engañosos, pues miden el esfuerzo o la inversión, pero omiten el resultado estructural de largo aliento.

En el ámbito Social, la métrica de la pobreza actual solo palia el síntoma, ignorando la magnitud real del problema.

La verdadera métrica que mide la capacidad de la nación para romper el ciclo de la carencia es el Índice de Movilidad Social Intergeneracional (que mide la correlación entre la posición socioeconómica de los padres y la de sus hijos, reflejando el quiebre del ciclo de pobreza), cuya mejora progresiva debe convertirse en una obligación constitucional.

Esto garantizaría que un mayor número de niños nacidos en el quintil más bajo alcancen al menos el nivel medio superior.

En el ámbito Ambiental, usando el agua como ejemplo, contar la inversión en infraestructura hídrica es irrelevante si agotamos la fuente del recurso.

La métrica decisiva es el Balance Hídrico Neto (la diferencia entre el volumen de agua consumida por las ciudades y la recarga natural de sus cuencas, forzando la sustentabilidad), que obligaría legalmente a las grandes ciudades a consumir menos agua de la que se recarga de forma natural, asegurando la supervivencia hídrica de la próxima generación.

 Finalmente, en Salud Pública, el problema no es únicamente el gasto per cápita en atención, sino la futura carga fiscal y humana de las enfermedades crónicas.

El Índice de Prevalencia de Enfermedades Crónicas en la Juventud (IPECJ)(porcentaje de jóvenes de 18 a 30 años con condiciones crónicas no transmisibles) debe ser el termómetro que exija una inversión real en prevención primaria y promoción de estilos de vida saludables, y no solo en el costoso tratamiento tardío.

 

Construyendo Cimientos Irrevocables

Una visión de largo plazo exige métricas que cuantifiquen la capacidad inherente de la nación para sostenerse, innovar y competir en el futuro globalizado, blindando así nuestros cimientos.

 En lo Económico y de Innovación, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) es un indicador volátil y sensible a la coyuntura global.

Lo que verdaderamente importa es la solidez estructural, medida por el Porcentaje de Empleo de Alto Valor Añadido (EAVA) (la proporción de la fuerza laboral en sectores de alta tecnología, investigación y servicios especializados).

Esta métrica cuantifica nuestra capacidad para generar una economía de conocimiento, salarios dignos y riqueza sostenible, en lugar de depender únicamente de la mano de obra barata.

En lo Educativo y de Capital Humano, la meta no debe ser la simple cobertura o matrícula, sino la pertinencia y calidad de la enseñanza.

El Índice de Rezago de Habilidades Críticas (IRHC), la brecha entre las competencias STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), digitales y de idiomas requeridas por el futuro y las que posee la población joven al egresar) es el que nos dirá si estamos preparando efectivamente a la juventud con las capacidades digitales, la fluidez en idiomas y las competencias STEM que demandará el mercado global en las próximas décadas.

Asimismo, en Infraestructura, los kilómetros construidos son meros datos de gestión.

El indicador estratégico es el Índice de Conectividad Logística y Digital Futura (ICLDF) (que cuantifica la resiliencia y la intermodalidad de las redes de transporte y telecomunicaciones proyectadas a largo plazo), asegurando que sean un activo competitivo, y no un lastre de obsolescencia, para la generación venidera.

El Blindaje Institucional y Social

La profundización de la visión de futuro requiere una estabilidad política y una justicia que trasciendan la coyuntura, la única manera de asegurar que los planes a largo plazo sobrevivan a los cambios de administración es mediante un blindaje institucional robusto, directamente vinculado a las métricas.

 La Gobernanza y la Institucionalidad deben medirse por la confianza, por ello, el Índice de Confianza Institucional a Largo Plazo (ICILP) (que mide la percepción pública de la imparcialidad y estabilidad de los órganos de contrapeso a lo largo de ciclos electorales) resulta vital.

Solo la percepción de estabilidad, justicia y confiabilidad de los órganos de contrapeso (como el poder judicial, los órganos reguladores y las instituciones electorales) por parte de las nuevas generaciones puede sostener cualquier plan a 30 años.

 En materia de Seguridad, la tasa de homicidios es la tragedia visible, pero la tragedia heredada y crónica es la que cuantifica el Índice de Revictimización Intergeneracional (IRI) (porcentaje de hijos de víctimas de violencia grave que sufren o cometen actos delictivos en su vida adulta).

Concentrar los esfuerzos y recursos en esta métrica obliga al Estado a desmantelar las estructuras criminales enraizadas, a sanar el trauma social de las comunidades afectadas y a evitar que la violencia se convierta en una herencia o un camino de vida familiar.

 

 

El Pacto Social por el Futuro

El verdadero desafío de la política mexicana es dejar de convertir los éxitos instrumentales de corto plazo en el paradigma de la gobernanza.

El futuro no es un destino inercial que simplemente nos sucede, el futuro es, por naturaleza, un proyecto que debe ser diseñado y ejecutado con visión profunda, colectivamente consensuada y financieramente blindada.

La aplicación rigurosa de estas Métricas de Impacto Intergeneracional es la base inamovible de un Pacto Social por el Futuro.

Este pacto debe ser institucionalmente inamovible y financieramente irrevocable, sustentado por mecanismos de largo aliento, como un Fondo Soberano Intergeneracional —capitalizado por los excedentes de recursos no renovables (petróleo, minería) y una asignación constitucional de un porcentaje fijo de impuestos nacionales— para estabilizar las inversiones clave, y un Consejo Ciudadano autónomo y técnico para su evaluación, vigilancia y rendición de cuentas.

El futuro de México se juega en esta fundamental elección de métricas, dejemos de administrar la urgencia y empecemos a construir la permanencia, solo a través de esta reingeniería podremos liberar al país del cautiverio sexenal. 

Solo así, el futuro de México dejará de ser una promesa electoral para convertirse en una responsabilidad generacional cumplida.

 

https://vimeo.com/1115590494
https://vimeo.com/1115590526
https://vimeo.com/1015118818
Carlos Chavarría

Ingeniero químico e ingeniero industrial, co-autor del libro "Transporte Metropolitano de Monterrey, Análisis y Solución de un Viejo Problema", con maestría en Ingeniería Industrial y diplomado en Administración de Medios de Transporte.