El PAN y su nuevo logotipo

Arturo Cueto DETONA® Cuando el romanticismo político suplanta al pragmatismo electoral.
https://vimeo.com/1091444957

Resulta cuando menos pintoresco que el Partido Acción Nacional (PAN), renunciando a su alianza con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) —esa nueva novia que apenas había empezado a pasear— anuncie que ahora empieza una nueva etapa… con nuevo logotipo.

Sí, porque nada dice “vamos en serio a ganar elecciones” como cambiar el emblema y tirar la manta de una alianza más bien reciente.

La escena bien podría venir de una tienda de autoservicio reinventándose o de una “universidad patito”, más que de un partido que al menos finge aspirar a gobernar.

Decir “rompemos con el PRI para 2027 y en adelante” suena romántico.

Pero también es un contrasentido majestuoso.

¿Por qué?

Porque desde la llegada del impresentable Andrés Manuel López Obrador en 2018, el panorama electoral mexicano no ha sido precisamente una fiesta azul: el avance de Morena ha sido sostenido y territorialmente abrumador.

 

Entonces, lo lógico para el PAN no sería dejar de lado alianzas, sino intensificarlas, agrupar fuerzas no-morenistas antes de ponerse quisquilloso con las etiquetas.

Porque si en los últimos ocho años —y muchas batallas en coalición, incluso con el PRI— no se lograron triunfos significativos, la ruptura parece un acto de fe más que de estrategia.

El problema no es el color del logo, sino la falta de brújula

Las alianzas entre partidos, incluso de distinto signo ideológico, no son aberraciones.

En muchos países europeos se hacen precisamente por pragmatismo, no por amor a los colores.

La mayoría de las veces, la motivación es simple: derrocar al más fuerte o contener a una fuerza dominante.

En México, sin embargo, la filosofía política parece más de “mejor solo que mal acompañado”, cuando tal vez la pregunta debería ser “¿solo contra quién?”.

Además, nuestras leyes electorales siguen diseñadas para favorecer al que tenga más votos —aunque no alcance la mitad— y sin segunda vuelta que obligue a construir mayorías legítimas.

Si existiera ese mecanismo, más de un dirigente entendería que las alianzas no son una vergüenza: son una necesidad.

Veamos algunos ejemplos:

Triple Alliance (Estonia): la aritmética del poder

En Estonia, país pequeño, pero de política madura, la llamada Triple Alliance (Kolmikliit) ha sido una fórmula de supervivencia y estabilidad. Reformistas, conservadores (Isamaa) y socialdemócratas han gobernado juntos en distintos períodos (1999-2002, 2007-09, 2015-16, 2022-23) para contener a bloques más radicales o populistas.

¿Son iguales ideológicamente? En absoluto. Pero entienden algo elemental: cuando el sistema está fragmentado, o te sumas, o te extingues.
La coalición no siempre es cómoda, pero permitió que Estonia mantuviera gobiernos funcionales, integrados y moderados. Es decir, prefirieron el pragmatismo de tres que suman 51 % antes que la pureza testimonial de uno que se queda con el 18 %.

Gran Coalición en Alemania (2025): la madurez política

En Alemania, la célebre Große Koalition volvió a escena tras las elecciones de 2025. Los conservadores (CDU/CSU) y los socialdemócratas (SPD), rivales históricos, entendieron que ninguna fuerza por sí sola podía gobernar sin fracturar la estabilidad política y económica del país.

Optaron por lo sensato: un gobierno compartido que garantice mayoría parlamentaria, evitando el ascenso de partidos extremos.
¿Pierden identidad? Tal vez. Pero ganan gobernabilidad, experiencia y, sobre todo, continuidad institucional.

Mientras tanto, en México seguimos creyendo que cambiar de logotipo equivale a cambiar de destino.

Epílogo: romanticismo sin aritmética

En resumen: el PAN anuncia ruptura con el PRI, hace un lavado de cara, y espera que con eso bastará. Mientras tanto, el adversario real crece.

La incógnita es si el PAN apuesta al romanticismo del “panismo puro” o al pragmatismo de “ganar como sea”.

Porque alegar que sin el PRI se entra en la modernidad estratégica… suena bonito.

Pero si el PAN permanece atrapado en logotipos y simbologías cuando el terreno de juego exige alianzas y estrategias nos recuerda más al Filósofo de Güemes y a una de sus claridosas frases:

“Si dos coyotes van correteando una liebre y el de adelante no la alcanza; - el de atrás menos –“ .
https://vimeo.com/1115590494
https://vimeo.com/1115590526
Arturo Cueto

Economista por la Facultad de Economía de la UANL. Ha sido funcionario de organismos empresariales y del sector público, estatal y federal. Micro empresario y profesionista independiente desde hace 20 años. Se desempeña como promotor cultural.