Grupos incel en México
Más allá de la gravedad del evento en si mismo, el caso de violencia destacó por dos variables principalmente: primero que el acto involucró a dos integrantes de la comunidad universitaria; y segundo, que el atacante había posteado en redes sociales mensajes de odio identificados con las comunidades hombres célibes involuntarios, mejor conocidos como incel.
Estas comunidades han adquirido relevancia en los últimos meses derivado de dos hechos, el primero ha sido su irrupción de forma violenta en entornos estudiantiles fundamentalmente y por el impacto mediático que ha tenido la serie de Netflix, llamada Adolescencia, la cual cuenta la historia del asesinato de una niña de 12 años a manos de un compañero de aula, quien a su corta edad formaba parte de un grupo de varones reconocidos como célibes involuntarios, quienes derivado de su incapacidad de establecer vínculos sexoafectivos con mujeres desarrollan conductas misóginas y de odio contra las mujeres.
Esta serie aborda el tema desde el impacto que causa el homicidio en la familia del perpetrador del ataque, las causas que lo ocasionan y el contexto que se genera en la escuela, la policía y los profesionales de la salud mental.
Una vez que ocurrió este lamentable suceso y se dio a conocer que el atacante pertenecía a grupos denominados como célibes involuntarios, se han difundido en distintas redes sociales, “análisis” sobre el evento, donde principalmente se han circunscrito a como estos grupos de incel, que desarrollan un odio hacia las mujeres y promueven un modelo de masculinidad derivado de los privilegios, que no gozan, de una sociedad heteropatriarcal y capitalista que menoscaba, limita y reduce el papel de las mujeres.
Sin menospreciar y advertir que en efecto, hoy día se registran conductas misóginas y de odio que amenazan la igualdad de género y el derecho a la diversidad sexual y cultural, también es cierto que hoy día la frustración y polarización individual y social que desborda a nuestra sociedad está determinada en gran medida por la actividad en redes sociales, donde las viralizaciones de distintos momentos terminan marcando a individuos y no pocas veces determinando su valor o importancia.
Las redes sociales se han entronizado como espacios en donde las personas buscan validación y reconocimiento y no pocas veces este reconocimiento viene de la burla y la estigmatización, la viralización y la definición de lo que es ejemplar y admirable, también tiene un correlato, o mejor aún, un contrarrelato, donde el ridículo y la vergüenza son más frecuentes.
Este imperio de someterse al juicio de los demás, el valor de uno, está generando múltiples daños socioemocionales entre nuestra juventud, no sólo los hombres están siendo afectados, los estándares estéticos y de belleza también están afectando a las mujeres y su autoestima, la muerte de una adolescente de 14 años que se sometió a una cirugía estética para aumentar el tamaño de su busto, muestra la enorme presión que los jóvenes enfrentan hoy día para cumplir estándares estéticos de atracción y éxito.
La imposibilidad de cumplir o sentir que se cumplen con dichos estándares está definiendo una generación frustrada y enojada, ello ha derivado en violencia.
Lo paradójico de todo esto, es que las tribunas y espacios de manifestación gracias a los cuales se logró ampliar la libertad y el ejercicio de los derechos humanos, hoy se afirman como los mismos espacios estridentes que amenazan con retrotraer dichos avances, el reto es claro, dejar de lado los reduccionismos y “análisis” simplistas o unidimensionales que antes que empatía invitan al rechazo o menosprecio, la frustración social e individual debe ser reconocida y atendida, de lo contrario viviremos la reproducción de estos eventos y estamos condenando a nuestra juventud a vivir sin la esperanza de un futuro mejor.