La justicia es un trapo lleno de inmundicias

Policías del Alcalde de Monterrey -Adrián de la Garza- y funcionarios del Bronco Jaime Rodríguez, friegan a la gente más pobre.

No es problema de hoy,  sino de toda la vida.  La justicia en estos tiempos ya perdió su esencia, su significado, su fuerza. Huele mal.

Aunque el diccionario dice que el vocablo latino iustus deriva en “justo”.  Y lo justo, dicen,  es lo equilibrado, lo equitativo, lo razonable.  Muchas veces uno se pregunta, ¿y todo eso dónde quedó?

No cabe duda de que la justicia tiene que ver con el respeto a la persona humana.  Cuando no hay respeto a la persona, no hay justicia, y punto.

LEAN ESTO E INDÍGNENSE

Digo lo anterior porque esta semana fui testigo de una de las peores injusticias que he presenciado en Nuevo León. 

Cerca del medio día del jueves pasado sonó mi celular y recibí la llamada de Caro, una señora muy humilde quien vive con su esposo, hijos y nietos en una de las colonias más pobres y desprotegidas del área metropolitana.  

La familia Retiz habita en 3 tejabanes rodeados de basura junto al río Pesquería en los límites entre Monterrey y Escobedo.

Desesperada, Caro me explicó que esa mañana su esposo (enfermo) y su suegro de 83 años salieron en su carreta como todos los días a recolectar cualquier plástico o desperdicio que pudiera darles algo de dinero;  cuando de pronto los detuvo una patrulla de la Fuerza Regia, de Monterrey e intentaron llevárselos detenidos.  

La razón: habían violado la ley de maltrato animal. Y que era un delito ir sentados en una carreta conducida por un caballo que además traía una bola (absceso) en una de sus extremidades. 

Sí, leyó usted bien, los policías detectaron una hinchazón en una de las patas del caballo y aplicaron la ley de inmediato.  

Por lo menos y gracias a la insistencia del esposo de Caro,  al anciano de 83 años lo dejaron libre y sólo se llevaron  en la patrulla a Juan Antonio, enfermo de diabetes y recién operado de una pierna.  

Acto seguido le dije a Caro que trataría de averiguar el paradero de su esposo.  

MUNICIPIO DE MONTERREY Y GOBIERNO DE NL SE TIRAN LA PELOTA UNOS A OTROS

Me comuniqué con Juan Manuel Cavazos, Secretario del Ayuntamiento de Monterrey, quien me comentó que a Juan Antonio lo habían trasladado al CODE, y que por lo tanto el asunto no era competencia del Municipio,  sino del Estado.

Entonces busqué a Genaro Alanís, Secretario de Desarrollo Social del Gobierno de NL y me dijo que el problema sí era de Monterrey,  y agregó que esas acciones él las reprobaba por completo.  

Volví a contactar a Juan Manuel Cavazos y me aconsejó llamar a un  funcionario del CODE.

¿Y EL PROCURADOR? NADA

Hablé con Gustavo Adolfo Guerrero, Procurador de Justicia en el Estado, imaginé que todo se resolvería rápido y después de que me dijo que revisaría el caso,  ¡¡¡NADA!!! No resolvió NADA.  

Ese día a las 8 de la noche todo seguía igual…  con la esposa de Juan Antonio esperando noticias afuera de la estación de policía zona norte de la Secretaria de Seguridad Pública.  

Al día siguiente me informaron que dejarían libre a Juan Antonio si pagaba una multa de ¡¡$4,310 mil pesos!! y le advirtieron que tiene prohibido volver a usar al caballo como instrumento de trabajo. Le ordenaron que lo cuide.

Lo que los "celosos" guardianes de la ley no tomaron en cuenta fue la explicación que Juan Antonio les dio hasta el cansancio, de que el animal nació con esa bola en una de sus extremidades.

A un hombre enfermo que no tiene ni para comer, que vive de recolectar y vender desperdicios de la calle, el gobierno se atreve a dejarlo preso toda una noche y cobrarle tremenda multa por andar en su carreta con un caballo, tratando de ganarse la vida para él y su familia.  ¡Vaya injusticia! 

Una generosa señora apoyó a Caro y pagó la multa.  Así, después de más de 30 horas dejaron libre a Juan Antonio, no sin antes advertirle que se podía quedar con el caballo pero sólo para cuidarlo y alimentarlo, ya no como medio de transporte para trabajar.

Es increíble a lo que hemos llegado, al tener leyes que protegen más a los animales que a los humanos.      

Por eso hago un llamado a los diputados para modificar esta injusta ley de Protección y Bienestar Animal, y al menos agregarle un párrafo que diga algo así como “… es obligación del municipio o estado, al retirar carreta con caballo,  sustituirla por un triciclo de carga para que el propietario de la carreta puede continuar con su trabajo…”  Si alguien lo hace,  yo la suscribo.

Uff!!  De plano tienen razón Isaías y San Pablo, "la justicia es un trapo sucio"… y luego nos quejamos de que avanza el socialismo.

Carolina Garza

Carolina Garza es comunicóloga, con Maestría en Ciencias de la Familia; es conferencista y vocera del Frente Nacional por la Familia. Ex Diputada Federal suplente,ex candidata al gobierno de Nuevo León y fundadora de la asociación  “Los Niños Primeros”. Durante muchos años fue editorialista del periódico El Norte y fue diputada local en NL.