Es que se nos metieron a la casa
Y como en 2004, con un gobierno que, en vez de empatizar, se torna hostil con la protesta.
Entonces lo fue con el movimiento de blanco, hoy lo es con la Generación Z, que este sábado, bajo los efectos de la ejecución de Carlos Manzo, anuncia que saldrá a las calles de decenas de ciudades de México a gritar como se gritó en 2004: ¡queremos un futuro!
“Son jóvenes con otro chip que van a visibilizar su hartazgo, a tratar de generar un cambio”, me dice Alejandra Morán, líder de Chalecos MX, dejando en claro que acompañarán la protesta, pero no son convocantes ni articuladores.
Con un enfado que quizá se geste en ese sentimiento de incomprensión de los gobernantes que piensan estar haciendo lo correcto, la presidenta Sheinbaum arremetió contra la esencia y limpieza de la Generación Z.
Sembró la desconfianza de que son tripulados por la ultraderecha y los viejos opositores, de que no son auténticos, o que llanamente son una punta de ingenuos o ignorantes de las complejidades contemporáneas.
La Presidenta subrayó, con razón, que la incidencia de delitos bajó en el tiempo en que ella ha tirado las riendas.
