Los hamsters
Por ejemplo, hoy despertaron con el nombramiento del despacho de guerra, entre tantos frentes abiertos, Medio Oriente, Sudamérica, Europa del este.
Los suburbios resultan inalcanzables de los precios, la vida no vale nada, comienzan siempre llorando y así llorando los embargan, las deudas heredables a la familia hacia arriba, abajo y laterales.
Salir a la calle de compras, visitar las plazas mall, cada temporada de cacería, primavera, verano, otoño e invierno, múltiples micro mejoras en venta, los desechos de primera en saldos, tiendas de liquidación, goodwill y en la frontera sur, pacas de kilos surfean a los grupos del crimen organizado.
Lo invendible termina tirado por toneladas en el desierto de Atacama en Chile, alla van a dar con todas las etiquetas coloradas.
Pequeños hamsters humanos al derredor de la piscina, fuman marihuana para entender la situación hostil de su presidente, demócratas versus republicanos, a dos de tres bombas y sin límite de tiempo, en esta esquina la maquinaria bélica sofisticada, en la otra los drones fornidos en línea, mejor no opinen.
Ya ligaron a la vecina de la siguiente puerta, multiculturales resisten al clasismo, racismo y también a la incapacidad de relatar vidas útiles.
Ahora sueñan a ser eternos, gracias por servir a la nación, mutilados, con estrés post traumático, la existencia arriba del río bravo, grande, tierra fértil a las drogas duras, morir en el intento, carretera al infierno cotidiano de la sangría llamada postmodernidad y neoliberalismo.
Hamsters dando vueltas infinitas mientras sus amos los observan callados.