Siete Puntos

¡Muera el racismo!

Me parece que, en un acto de gran soberbia, creemos no ser racistas... pero la realidad es otra.
1.

Pues ya se cumplieron cuatro años, y AMLO no baja en su popularidad, sus seguidores continúan apoyándolo, y se ciegan antes sus dislates u ocurrencias distractoras.

Pero también, quienes se han convertido en sus enemigos, permanecen negándole cualquier buena intención, y se vuelven sordos a lo que diga, aunque pudiera tener algo de verdad su aseveración.

Así, si afirma que dos más dos son cuatro, quienes lo detestan replicarán con gran molestia que es una mentira o, cuando menos, una distorsión de la realidad,

2.

Se alegará que lo tiene bien merecido, que el mismo ha generadotanta hostilidad en su contra con sus burlas y descalificaciones. Quizá. Pero más allá de filías o fobias, podríamos todos, simpatizantes y rivales, atender con objetividad y sin apasionamientos algunos de esos asertos, analizando con frialdad sus contenidos.

Un ejemplo de este ejercicio podría ser el prestar atención a lo dicho por el presidente el pasado jueves, en el marco de las celebraciones por la conmemoración de la independencia: “muera el racismo”, gritó entre otras aclamaciones.

3.

Tal enunciado se equiparó con sus vivas por la fraternidad universal -asociada a la masonería- y con su “muera la corrupción” -no castiga a sus familiares corruptos, se recuerda-, descalificando por igual a las tres referencias.

A ver. Si nos concentramos en la diatriba presidencial contra la discriminación por la raza: ¿hay algo qué objetar? ¿es una distracción más? ¿ese fenómeno no se da en nuestro país? ¿forma parte de los “otros datos” mañaneros?

Estudios recientes nos dicen que tal rechazo a algunas personas por su pigmentación está muy vivo en México.

4.

Mi maestra Viri Ríos, en su reciente obra: No es normal. El juego oculto que alimenta la desigualdad mexicana y cómo cambiarlo, dedica todo un capítulo a lo que ella llama la “Güeritocracia”.

Con una investigación sólidamente documentada nos ofrece porcentajes como los siguientes:

  • ¿Salario mensual de una persona blanca? 17 mil pesos, ¿de una morena oscura? 57% menos
  • ¿Posibilidad de nacer pobre si eres blanco? 13%, ¿si eres moreno oscuro? más del doble
  • Empresarios que son bien atendidos en un banco: ¿si son blancos? 88%, ¿si no? 55%
5.

Me parece que, en un acto de gran soberbia, creemos no ser racistas, y nos negamos a aceptar nuestras frecuentes exclusiones de personas por el color de su piel. He criticado a colegas que, en sus presentaciones pastorales de Power Point, utilizan filminas en las que aparecen solamente personas rubias. Los participantes en las reuniones, casi todos morenos, no sólo no se ven reflejados en las imágenes, sino hasta hechos a un lado.

Una tez blanca abre más puertas que una morena, incluidas las de las parroquias.

6.

John Dewey, conocido como el “filósofo de la educación”, propuso desaparecer de las escuelas la distinción entre las clases sociales, que privaba en los colegios norteamericanos durante la primera mitad del siglo pasado.

Mucho tenemos que caminar en el horizonte de la inclusión, sobre todo por las oleadas de migrantes que nos llegan día a día, y que seguirán incrementándose.

Ojalá tratemos a los hondureños de la manera en que lo hacemos con los sajones.

Muera, entonces, el racismo!... aunque lo haya dicho AMLO.

7.

Cierre ciclónico.

La OMS declara que ya estamos viendo el final de la pandemia. En otros países ya la declararon superada.

¿Habremos aprendido algo de ella? Cuando estábamos en sus inicios muchas voces se alzaron pregonando que saldríamos mejores de la crisis, que ya no volveríamos a las andadas, que sacaríamos lo mejor de nosotros como humanidad.

Yo nunca fui tan optimista, y ver lo que está haciendo Putin confirma que, al menos él y sus seguidores -¿cuántos serán?-, se comportan igual o peor que antes de la contingencia.

Padre Paco

El sacerdote José Francisco Gómez Hinojosa (Monterrey, México, 1952) es el actual Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey. Es diplomado en Teología y Ciencias Sociales por el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José, Costa Rica, y doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido profesor en el Seminario de Monterrey, en la UDEM, el ITESM, la Universidad Pontificia de México, el Teologado Franciscano, el EGAP (Monterrey) y la Universidad Iberoamericana (Centro de Extensión Monterrey).