¿Sigue vigente política de "El Gesticulador", de Rodolfo Usigli?

Todos los aspirantes a contender por un puesto público deberían leer o ver montada la obra de teatro  El Gesticulador (1938). 

Conozco casi de memoria este prodigio y les aseguro que se mantiene muy vigente la frase del protagonista César Rubio:

“En México todo es política…la política es el clima, el aire, el oxigeno”. 

Rubio quiere ser gobernador de un estado norteño y lo hace arropado por antiguos militantes del partido oficial (que en la obra se disfraza como Partido Revolucionario de la Nación), usurpando la identidad de un héroe desaparecido. 

Su apuesta es acabar con los “impostores, simuladores; asesinos disfrazados de héroes, burgueses disfrazados de líderes; ladrones disfrazados de diputados, ministros disfrazados de sabios, caciques disfrazados de demócratas, charlatanes disfrazados de profesionistas, demagogos disfrazados de hombres. ¿Quién les pide cuentas? Todos son unos gesticuladores hipócritas”. 

Se trata del discurso perfecto para todo buen candidato que se lance a una contienda electoral de buena fe.

¿Un candidato anti-sistema? Puede ser: uno de los primeros candidatos anti-sistema en la historia del mundo fue el agricultor romano Cincinato

Este outsider, ajeno al sistema político de Roma, dejó su arado en las riberas del Tíber, salvó a la República y regresó después tan campante a cultivar sus tierras de labranza. 

Muchos han seguido el surco de Cincinato y han llegado a importantes cargos públicos dándoselas de antipolíticos. 

El personaje principal de "El Gesticulador" se ostenta como candidato con la intención de “impedir que gobiernen los ladrones y los asesinos”.

Y luego acusa a uno de sus opositores: “Tengo en un solo día más ideas de gobierno que tú en toda tu vida. Tú y los tuyos están probados ya y no sirven… están podridos; no sirven para nada más que para fomentar la vergüenza y la hipocresía de México. No creas que me das miedo”.

Nunca sabremos si las palabras de César Rubio, el “gesticulador”, son genuinas o son pura demagogia: en la obra lo asesinan al momento de presentarse como candidato (ya les hice un spoiler). 

Pero a su esposa Elena le confiesa en privado que se ha quedado con dinero que no es suyo. Lo peor es que no tiene remordimientos: “Otros hombres han cometido crímenes… sobre todo en México. No robé a ningún pobre, no he arruinado a nadie”. 

Muchos críticos han creído descubrir en Usigli una obsesión por la verdad y un asco casi instintivo por la mentira. Es lo que le reprocha Miguel, el hijo de César Rubio, a su padre: “Quiero vivir la verdad porque estoy harto de las apariencias”. 

Sin embargo, el planteamiento de Usigli no es tan simple. ¿Qué es la verdad? ¿Qué tan honesto puede ser un candidato que sigue y acata las reglas del sistema político mexicano? ¿Cuántas mentiras tenemos que aceptarle para no afectar su encarnación de la verdad? 

Contra lo que opina Usigli, siento que no todo en México tiene que ser política.

Cuando la política deje de ser el clima y el único aire y oxigeno que respiramos, acabaremos con el vano afán de buscar redentores que vengan a simular resolvernos nuestros problemas como país, tarea cotidiana de todos... 

...y no de unos cuantos iluminados.
Eloy Garza

Es abogado, maestro en Letras por la UNAM y máster en Tecnologías de la Información por la Universidad Oberta de Cataluña. Escribe para diversos medios de comunicación.