Tiempo de reconciliación
Durante la misa y ceremonia del domingo, en la que se le entregó el anillo del pescador y que marca el inicio oficial de su ministerio como obispo de Roma, líder espiritual del catolicismo y jefe de Estado de la Santa Sede, ante una plaza de San Pedro repleta y frente a delegaciones de cerca de 200 países, incluyendo a México, el pontífice dejó en claro su visión humanista y de justicia social para el mundo.
En representación de la Presidenta de México y del pueblo mexicano, la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, entregó una carta de invitación para que el papa pueda venir a nuestro país cuando su agenda lo permita.
“No se trata de nunca atrapar a los demás mediante el sometimiento, con la propaganda religiosa o con los medios de poder, sino que se trata siempre y solamente de amar como lo hizo Jesús”, subrayó el papa durante la misa de entronización.
“He sido elegido sin ningún mérito”, agregó, “y con temor y temblor vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse servidor de su fe y de su alegría, caminando junto a ustedes por la senda del amor de Dios, que nos quiere unidos como familia”.
Tuve la oportunidad de apoyar y acompañar a la secretaria de Gobernación en la modesta delegación de México que acudió a la ceremonia de inicio de León XIV, llena de simbolismos y emotividad, en la que destaca su agenda a favor de la justicia social.
Como la misma secretaria comentó en algunas entrevistas, las similitudes entre el gobierno de México y la agenda prioritaria del papa seguramente habrán de abonar a la buena relación con el Vaticano, además del cariño y respeto que ya manifiestan los latinoamericanos hacia el nuevo pontífice.