¿Truco o trato en 2027?

Ernesto Pompeyo Cerda Serna DETONA® Es poco probable que los mexicanos y mexicanas, sobre todo en el norte del país, no recuerden momentos de su vida asociados a encuentros con amigos o eventos de la celebración del Halloween.
https://vimeo.com/1091444957

En Nuevo León hemos padecido una “noche de Halloween” de terror durante más de diez años: gobernantes que nos han llenado de trucos, mentiras y engaños, sin cumplir el trato (las promesas) que los llevaron a ganar.

Veamos cómo surgió esta tradición de la noche de terror.

La creencia sobre el Halloween (“All Hallows' Eve”) se remonta a más de dos mil años, cuando se celebraba el Samhain, un antiguo festival celta que marcaba el fin de la cosecha y el comienzo del invierno.

Se celebraba principalmente en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre.

También existía el “souling”, una antigua práctica cristiana medieval de pedir comida a cambio de oraciones por las almas de los difuntos.

Con el tiempo, esta práctica se transformó en la costumbre moderna del “truco o trato”.

El Año Nuevo celta caía el 1 de noviembre.

Se pensaba que demonios, hadas y espíritus de los muertos caminaban por la Tierra la noche anterior, cuando la separación entre el mundo de los vivos y el de los muertos era mínima.

Los celtas encendían hogueras y ofrecían comida como ofrenda para ganarse el favor de los espíritus.

También se disfrazaban para que los muertos no los reconocieran.

Así nació la frase “truco o trato”.

Mientras que en el mundo cotidiano era un juego casi pacífico —una travesura inofensiva y simbólica—, en la política esta expresión adquirió una metamorfosis peligrosa.

Surgieron diferencias esenciales entre ambos contextos:

Primera: la relación de poder.

En Halloween la interacción entre las personas, desde la infancia hasta la edad adulta, es lúdica y sin desequilibrio de poder significativo.

En la política, en cambio, la relación es desigual: quien tiene el poder ejerce presión o violencia de distintos tipos sobre la persona más débil para conseguir sus objetivos.

Segunda: el cambio de intención y resultados.

En el “souling”, el truco es una travesura inofensiva.

En política, el “truco” es una amenaza real, con consecuencias graves para el perjudicado: daño a su persona, familia, carrera, imagen pública o incluso su libertad.

Tercera: 

En el ámbito político, se utiliza como una analogía para describir una estrategia de negociación, coerción o amenaza en la que se promete un “dulce” —favores o recompensas— a cambio de apoyo, voto o sumisión, bajo la amenaza de consecuencias negativas si la petición no se cumple.

Cuarta:

El poder condiciona las conductas mediante variantes del “trato o truco”, “copelas o cuello” o “plata o plomo”: expresiones que, por años, han sido parte de la cultura mexicana, perfeccionadas por las cúpulas políticas y empresariales.

Quinta: La coacción.

Ante este dilema, muchas personas aceptan el trato o enfrentan la amenaza de la “travesura”, ejecutada por operadores políticos que dejan claro “de qué lado masca la iguana”.

La recompensa ofrecida puede incluir beneficios personales, familiares o para amigos y compadres, favores o promesas electorales.

En política, el “truco” o la “artimaña” alude a tácticas desleales que buscan obtener poder o ventaja electoral.

Algunos ejemplos incluyen:
  1. Manipulación de la opinión pública: difundir información falsa o sesgada para influir en los votantes.
  2. Juego sucio o “dirty tricks”: ataques personales, rumores infundados o campañas de desprestigio.
  3. Promesas vacías: ofrecer lo que no se piensa cumplir, solo para ganar votos.
  4. Truco informativo: manipular o presentar datos de forma engañosa para aparentar una situación favorable.
  5. Polarización: fomentar el miedo y la división social para consolidar una base electoral.
  6. Mentiras conscientes: cuando se sabe que se engaña. Si no se descubre, se gana; si se descubre, se justifica.
  7. Astroturfing: crear la falsa apariencia de apoyo popular a través de cuentas falsas o campañas coordinadas.
  8. Encuestas tendenciosas: diseñadas no para medir opinión, sino para manipular percepciones.
  9. Mensajes subliminales: lenguaje vago o codificado que transmite significados divisivos.
  10. Filibusterismo: prolongar debates o procedimientos para bloquear decisiones legislativas.

La política actual se asemeja a un juego de cartas o albures: uno es el tahúr y el otro la víctima.

Este juego, tan connatural a nuestra idiosincrasia, refleja una realidad en la que se valora más el triunfo obtenido mediante el engaño que por mérito.

La audacia, la picardía y la verborragia se vuelven virtudes políticas.

La era digital ha amplificado la desinformación, la mentira y las “chicanas” políticas.

Nos inundan con declaraciones abstractas y vacías, frases como “en tiempo y forma” o “lucharemos por un futuro mejor”, que parecen significar nada y todo a la vez.

Son los ecos de promesas repetidas desde las campañas hasta el poder.

Hoy más que nunca es necesario distinguir entre la descripción de la realidad y el papel del pueblo como espectador y partícipe del juego político.

La pregunta es inevitable:

¿Caemos en trucos políticos cuando los políticos nos dicen cosas que parecen completamente sin sentido?

Tal vez la noche de Halloween, en México, se haya extendido hasta el 2027.
https://vimeo.com/1115590494
https://vimeo.com/1115590526
https://vimeo.com/1015118818
Ernesto Pompeyo Cerda Serna

Correo: cerda999@hotmail.com Contador Público y Auditor. Socio del Despacho D. E. C.  y Miembro del Despacho Internacional PKF North American. Autor de los libros. Adiccionario Político. Kratologia. Literatura y Poder.