Plumaje
Se publicó ayer el dato oportuno del PIB y, como se esperaba, fue ligeramente negativo.
Nada extraordinario, pero ya no hubo ni exportaciones inusuales ni efectos estacionales que lo salvaran.
El promedio de los primeros nueve meses del año está ligeramente arriba de medio punto, que es donde los especialistas han puesto su estimación para el cierre de este año.
Parecería que ya es algo hecho, pero en realidad esto significa que cambie la tendencia, y este trimestre, el último, sea el mejor en lo que va de esta administración.
Hoy termina octubre, así que no tenemos idea de si se logrará eso, nada más tenemos nuestras propias percepciones, en la semana veremos lo que empresarios y consumidores, en conjunto, creen que pasó en el mes.
A la siguiente, conoceremos el comportamiento del empleo (IMSS), inflación, y no mucho más. Tal vez el buen fin sea un indicador adelantado de noviembre, y nos quedará ver el ánimo en las fiestas de fin de año.
Puede parecer algo demasiado subjetivo, pero no lo es, debido al desplome de la inversión, es el consumo el que determina el comportamiento de la economía.
Hay la idea de que el consumo tocó fondo al cierre de 2024 y desde entonces ha mejorado. Creo que se trató más bien de un problema cambiario: entre noviembre y abril de este año el dólar promedió 20.32 pesos, casi dos pesos más de lo que ha estado costando desde entonces.
Puesto que el componente del consumo que ha crecido ha sido el de bienes importados (desde 2018), ese 10% adicional en el precio puede explicar el nivel de esos meses, pero sobre todo el aparente avance de mayo en adelante.
Por el momento, el acumulado anual del consumo está en ceros, y todo indica que así cerrará el año.
Eso haría muy difícil tener un cuarto trimestre positivo al grado de elevar el crecimiento promedio del año hasta el nivel que esperan los especialistas.
Más interesante aún es pensar en 2026.
Salvo que tuviéramos un cambio significativo en la inversión, seguiremos dependiendo del consumo, y éste del nivel de empleo.
No está claro cómo puede crecer el empleo sin la recuperación de la inversión, por lo que, otra vez, las estimaciones de los colegas parecen optimistas, aunque apenas promedien 1.5%.
Usted seguro ve ecos de artículos recientes en éste, porque no hemos tenido dato alguno que nos permita cambiar expectativas.
Más bien, lo que se publica confirma la preocupación de esta secuencia empleo-consumo-PIB que para modificarse requeriría un jalón en inversión que no se ve por ningún lado.
Las medidas tomadas por este gobierno (y las que refrendó del anterior) van precisamente en dirección opuesta.
Y aunque se celebra el capoteo a Trump, la verdad es que estamos pagando más aranceles que antes, y eso ha llevado a varias empresas a replantear sus estrategias, no a favor de México.
Por ello, es absurdo pedir que el gobierno se haga cargo.
Sus decisiones van en contra, sus triunfos son en realidad derrotas menos graves, y sobre todo su discurso es tan mentiroso como el del antecesor, si no es que más. Pero sin el gobierno asumiendo su liderazgo, no veo forma de que alguien considere invertir.
Dicho con más claridad, la única forma de detener este deterioro, que ya es como de arenas movedizas, es que el gobierno establezca un compromiso claro con la inversión, y detenga o revierta medidas que la obstaculizan.
De no hacerlo, el pantano nos irá comiendo de a poco, mientras el resto del mundo, que sí existe, avanza aceleradamente en una dirección vedada para nosotros, por falta de electricidad, por falta de capital humano, por falta de ambición.
