El PAN y Salinas Pliego
Algo parecido al deslinde del PAN en el ámbito partidario sucede en el ámbito de los medios de comunicación, donde el dueño de una de las dos televisoras dominantes en México, Ricardo Salinas Pliego, ha iniciado un camino de crítica al gobierno, en el ánimo declarado de crear un movimiento de oposición y hasta de ser candidato presidencial en 2030.
El PAN y Salinas Pliego no tienen relación orgánica, pero habría que estar ciego para no ver la afinidad de sus posturas.
Patria, Familia y Libertad, dice el PAN. Vida, Propiedad y Libertad, dice Salinas Pliego.
Salinas Pliego goza de una robusta mala prensa, pero es dueño de una plataforma de comunicación con la que no cuenta ningún partido político de México, salvo Morena, por su dominio del gobierno.
La reacción gubernamental ante este inesperado opositor ha sido virulenta, porque lo perciben como un riesgo.
Con razón.
Si Salinas mantuviera su proyecto y volviera sus recursos mediáticos contra el gobierno, sería la primera vez que hay una escisión antigobiernista en el corazón del poder televisivo de México.
Salinas pone en el centro de su discurso la lucha contra la corrupción y contra el crimen, los peores saldos del gobierno.
No es un movimiento todavía, menos un partido, pero es un indicio del vacío que hay en la disputa por el orden, la moral pública y la seguridad.
Las agendas del PAN y de Salinas Pliego pueden tocar fibras profundas del sentido común y del conservadurismo individualista mexicano: las creencias religiosas, la adhesión a la familia, el celo por la propiedad y por la libertad personal, el tradicional rechazo a la corrupción y a la demagogia del gobierno, y el miedo al crimen.
El problema central de la vida pública mexicana es cómo contener la perpetuación autocrática de Morena en el poder.
Una oposición con arraigo en creencias conservadoras fundamentales de la sociedad mexicana, y en la defensa de la libertad, podría ser un antídoto, un equilibrio.
