Y volvió a parir la abuela

Aunque no me confío ni marcho, yo al menos ya le perdí el miedo al “viejo de la danza”.

Antes de usar bastón, era yo un consumado caminante.

Me gustaba caminar mucho en la ciudad, el campo o la sierra.

En mis correrías nocturnas rara vez usaba taxi.

En alguna ocasión, de madrugada y en medio de una helada mortal que reventó medidores de agua y algunos pulmones desprevenidos, crucé la ciudad a pie desde Más Palomas hasta Miguel Nieto y Espinosa, atravesando la diz’que peligrosa colonia Independencia.

Una travesía muy al estilo de Hugh Glass.

De ahí en fuera, nunca disfruté caminar en manada, salvo cuando el semáforo da el pase al peatón.

Tolero las peregrinaciones por respeto a la fe, pero detesto los cohetones y le tenía miedo al “viejo de la danza”.

En realidad me atemoriza cualquiera con máscara o maquillaje excesivo, lo que explica mi gusto por atrincherarme en casa.

Pululan las máscaras por todas partes, porque el verdadero rostro, el universal, el más democrático, debe ser la calavera.

No me gustan las marchas, pero sé que a veces es necesario marchar para exigir.

La masa anónima tiene el derecho y el deber de desenmascarar la injusticia, así haya que maquillar con pintas y consignas la panoplia heroica de nuestros monumentos.

Es muy interesante ver lo que puede hacer la masa movilizándose.

Alguna vez Pancho Villa, animado por la multitud, bajó del caballo y se encaramó en una escalera para cambiar de nombre a una calle de la Ciudad de México.

La calle se llamaba San Francisco o Plateros (no estoy muy seguro), pero Villa le impuso el nombre de “Francisco I. Madero”, y amenazó con matar a quien cambiara este nombre.

La amenaza fue bastante efectiva, hasta la fecha.

Lo curioso es que si bien fue un nombre impuesto por las armas, cuando ya no hubo amenaza real, nadie ha cuestionado el bautizo.

La coherencia entre la decisión arbitraria de un generalote y la de la “masa anónima” hace de Villa un personaje meramente incidental, verdadera protagonista fue la multitud, aunque el anecdotario de la Historia la ignore… para variar.

En la marcha por el INE y la llamada “contramarcha” por don Andrés, la masa fue la protagonista, pero se ha destacado a los que las encabezaron.

Los protagonistas históricos de la primera, impresentables muchos, se desdibujaron convenientemente para destacar el estandarte del INE y de su santo patrono, Lorenzo Córdova.

En la segunda, a pesar de la presencia de las multicitadas “corcholatas”, la masa le dio protagonismo a don Andrés.

Si un desconocido campesino en Bielorrusia ve las noticias de ambas marchas, verá a los líderes acreditados por las imágenes de los respectivos contingentes.

Si el hipotético campesino compara las marchas, el mensaje, me temo, es tajante, aunque confunda al personaje con los verdaderos protagonistas.

Después de todo la percepción sensible del hecho se impone sobre los detalles a favor o en contra, reales o imaginarios, de la pugna política que no social… todavía… no tanto.

LA ACARREODOFOBIA

Sobre la feroz “acarreodofobia” desatada ahora, no antes, ni más antes, ni en de enantes, sino precisamente ahora, ni vale la pena abundar más, por ridícula.

Los hechos fueron las marchas, pero en México se hace a un lado la objetividad y el análisis para enfrascarse en aporreo mediático y legislativo (también mediático).

Mientras los unos y los otros se acarrean espumarajos ponzoñosos, algún periódico gringo sugiere al presidente Biden que se “posicione” sobre México, un mefítico eufemismo para “intervenir”.

Ya me veo como civil ucraniano, o de algún otro de los numerosos países en donde Estados Unidos ha ejercido su amorosa intervención pacificadora y libertaria. Es decir, en ruinas.

Nuestros vecinos pueden tolerar los cambios políticos, pero de ninguna manera estarán conformes con cambios sociales en otros países sin su permiso, menos en el que está en su “patio trasero”.

Nuestro riesgo es muy real. Y así, de ribete, el bloque de legisladores que se auto elogia como “oposición”, urge que se elimine la iniciativa de reforma electoral, cuando contiene muchos puntos que la gente, los electores, de verdad exigen.

Y lo ha consignado el propio INE.

Ni siquiera intentan reformar la reforma, sólo mandarla al basurero. No tenemos una crisis política sino políticos en crisis. Tierra fértil para un país oportunista.

Como si este frenesí belicista fuera poco, ahora resulta que un boxeador, el “Canelo” Álvarez, reta a golpes al futbolista argentino Leonel Messi, dizque porque pisoteó la camiseta de la Selección Mexicana.

¡Háganme el fabrón cavor! Los medios no desaprovechan la oportunidad para llevar estas habladas a las fronteras de una crisis diplomática.

Igual que unos quieren convencernos que el INE es la democracia, otros nos cambian la bandera tricolor por una camiseta sucia y sudada.

Además, ¿“Canelo” contra Messi? ¿Neta? Uno hábil con las manos y el otro hábil con los pies.

Si se arma esa pelea patriótica me encantaría verla, sería como un diálogo filosófico ente Viruta y Capulina, pero con chingadazos.

Valdría más la pena que cualquiera de los juegos de este mundial, sin duda uno de los más justamente criticados en la historia de este espectáculo insustancial (que no deporte).

Si esto no fuera suficiente, en el nuevo Nuevo León siguen jalándose del chongo los viejos leones y los leones nuevos.

Entre las innumerables zancadillas, ahora los legisladores quieren limitarle las horas-vuelo al joven Samuel.

La idea es perfectamente razonable, pero aquí no se trata del qué sino del cuándo.

Porque eso surge justo cuando el gobernador anuncia su gira triunfal por varios países en Europa.

Y eso que acaba de desmontar del camello egipcio y todavía debe estar eructando el falafel.

Yo estoy de acuerdo con la propuesta de los diputados, aunque es notoria su intención insidiosa: poner de nervios al muchacho.

Que, por cierto, aunque el tour me huele a vacaciones, tiene todo mi apoyo si sale a buscar coordinación e inversiones.

Pero ¿al Vaticano?

No creo que convenza a mi tocayo el Papa de llamar a una cruzada contra los enemigos de la fe del joven Samuel y para recuperar las santas curules del Congreso.

Tampoco veo en qué podría invertir aquí el estado Vaticano, como no sea en nuevas parroquias.

Si Samuel va al Vaticano en busca de la bendición pontificia, ¡bien por él y su fe!, pero le aseguro que vale tanto la bendición del Papa como la del más humilde jornalero nuevoleonés.

La diferencia es que el paisano sí conoce a su gobernador.

En resumidas cuentas, ya éramos muchos y volvió a parir la abuela.

Esta demencia furiosa se escurre por todos los ámbitos de la vida pública y contamina ya, con frecuencia fatalmente, la vida social.

Ya hay “corcholatas” presidenciables de la 4T, y no tardan en placearse abiertamente los “quitapones” de la “oposición”.

A unos y a otros sólo les pondría como requisito indispensable una especialidad debidamente certificada en Psiquiatría y, si es posible, otra más en Psicología.

Porque bien, lo que se dice bien, no estamos, y todo indica que vamos empeorando.

Esta demencia epidémica no va a curarse con infusiones de tila.

Aunque no me confío ni marcho, yo al menos ya le perdí el miedo al “viejo de la danza”.
José Francisco Villarreal

Regiomontano pero criado en el medio rural cuando aún no esterilizaban a la tierra a fuerza de cemento, asfalto y contaminación. Estudiante prófugo de Letras Españolas y de FIME en la UANL pero con título de Técnico Mecánico Electricista. Con ese singular aval fue maestro de Humanidades en preparatoria del Tec de Monterrey, colaborador en publicaciones culturales locales y regionales, polizón y luego miembro del staff del suplemento cultural “Aquí Vamos” del diario “El Porvenir”, convidado en segunda generación del Centro de Escritores de Nuevo León, y mecánico de piso en Cervecería Cuauhtémoc y CyDSA. Ha sido también guionista en Televisa Monterrey y luego, en diferentes tiempos, jefe de Información y de Redacción en el área de noticias. Ahí mismo, eminencia gris, o discreto fantasma, en el análisis de información y en la planeación de estrategias de cobertura e investigación. También fue celoso cancerbero de la biblioteca y hemeroteca de esa empresa televisora. Al borde del ocaso, fue colaborador, asesor, redactor, responsable editorial y eventualmente director de Noticias en NRM Comunicaciones. Actualmente cuida de cuatro perros y una paloma inválida.