América Latina y el Caribe, la región más violenta del mundo
Publicado hace un año en el portal del organismo, esta región es la más violenta del planeta, con una tasa de homicidios dolosos diez veces superior a la de Asia.
Aunque alberga solo el 9% de la población mundial, aquí ocurre un tercio de los homicidios globales.
Esta situación se ha agravado desde el año 2000, generando un aumento en la migración forzada y profundizando las desigualdades sociales, lo que a su vez alimenta un círculo vicioso en el tema de la violencia.
“El crimen y la violencia obligan a los gobiernos a desviar recursos de desarrollo hacia seguridad. La violencia erosiona el capital humano, distorsiona el mercado laboral y debilita la productividad de las sociedades”, explica Jaramillo en el informe.
Hace décadas, México se alarmaba al superar los mil homicidios anuales.
Sin embargo, en 2024, la cifra alcanzó 30,057 asesinatos dolosos, según datos oficiales.
El crimen organizado ya no se limita al narcotráfico; ahora abarca extorsión, trata de personas, tráfico de migrantes, control territorial y cobro de piso en carreteras y centros productivos.
Es positivo que el gobierno federal haya abandonado la política de ‘abrazos, no balazos’.
Para recuperar la seguridad, el Estado debe fortalecer su capacidad de control sobre la criminalidad.
Solo así México podrá atraer inversión productiva, reducir desigualdades y garantizar un futuro más seguro para las generaciones presentes y futuras.
Revertir esta crisis exige más que medidas reactivas; requiere una estrategia integral que combine seguridad, justicia eficaz y políticas sociales inclusivas.
El costo de la inacción es claro.
Más migración forzada, economías paralizadas y sociedades fracturadas.
América Latina, y México en particular, enfrentan una disyuntiva histórica: o rompen el círculo vicioso de la violencia con instituciones sólidas y cooperación internacional, o arriesgan décadas de retroceso en desarrollo humano.