El legado culinario de Teresita
Por más de cuatro décadas, Sada Cantú fue la anfitriona de Cocina con Teresita, un programa televisivo que democratizó el acceso a conocimientos gastronómicos, perotambién se erigió como un espacio de socialización y transmisión cultural.
El debut de Cocina con Teresita en 1959, a través del entonces Canal 12 de Multimedios (hoy Canal 6), coincidió con un periodo de acelerada urbanización e industrialización en Monterrey, en el que la televisión emergía como vehículo privilegiado para la difusión de prácticas culturales y la configuración de imaginarios sociales.
En este sentido, el programa puede ser comprendido como un “espacio de pedagogía cultural” que contribuyó a consolidar la cocina como núcleo de la vida familiar y comunitaria.
Como señala el pensador indio Arjun Appadurai (1949–), “las recetas y las prácticas culinarias son mapas de la memoria social”, y en el caso regiomontano, Cocina con Teresita operó como catalizador de una memoria colectiva que articulaba tradición y modernidad con la cercanía a la frontera estadunidense.
El vínculo de Sada Cantú con la cocina se gestó desde su infancia, marcada por la temprana pérdida de sus padres.
En este contexto, asumir responsabilidades domésticas —en particular el cuidado de sus hermanos— la llevó a descubrir en la cocina un espacio de agencia y resiliencia. Cabe destacar, según testimonios familiares, la influencia de su padre, quien, desafiando las normas de género vigentes, practicaba la cocina en el ámbito privado, en un momento histórico en el que las prácticas culinarias en casa aún se asociaban fuertemente a lo femenino.
Desde la perspectiva del antropólogo cultural estadunidense Sidney Mintz ((1922–2015), la cocina no es un mero ámbito técnico, sino “un locus de poder y significado donde se negocian identidades sociales”.
En el caso de Sada Cantú, su labor trascendió el rol tradicional de la ama de casa para situarse en la esfera pública a través de los medios de comunicación, marcando un precedente en la profesionalización y visibilización de la mujer en la gastronomía mexicana.
Los libros de recetas que publicó condensan décadas de experiencia y conocimiento empírico, y hoy son considerados corpus esenciales para comprender las transformaciones y continuidades en la cocina mexicana, en particular en el noreste del país.
En ellos se advierte una confluencia de saberes locales con influencias internacionales, reflejo de los procesos de “hibridación cultural” que caracterizan a las prácticas gastronómicas en contextos contemporáneos.
La influencia de Sada Cantú también debe leerse como parte de un fenómeno más amplio de mediatización de la cocina, donde la televisión desempeñó un papel central en la formación de gustos y hábitos alimentarios.
Pierre Bourdieu observó que el “gusto” no es neutral, sino una construcción social que refleja y reproduce distinciones de clase.
Cocina con Teresita dialogó con estos procesos al proponer un repertorio culinario que combinaba la sofisticación gastronómica con la accesibilidad para amplios sectores de la población.
Además de su papel mediático, Sada Cantú desplegó una notable labor filantrópica. Durante más de 25 años participó activamente en Cáritas de Monterrey, liderando el Comedor Parroquial de San Juan Bautista en Cadereyta, brindando alimentos y acompañamiento a personas en situación vulnerable.
Su compromiso comunitario se extendió al Asilo de Ancianos de Cadereyta y a distintos grupos de espiritualidad, lo que evidencia la articulación entre fe, servicio y acción social en su trayectoria.
En palabras de Mintz, la comida tiene “un poder social intrínseco, capaz de tejer relaciones comunitarias y de producir sentido en contextos de vulnerabilidad”.
El fallecimiento de María Teresa Sada Cantú, el 7 de diciembre de 2024, marcó la clausura de una etapa en la historia cultural del noreste mexicano.
No obstante, su legado persiste en cada hogar que reproduce sus recetas y en cada cocinero o cocinera que, inspirado por su ejemplo, mantiene vivas las tradiciones culinarias regiomontanas.